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«Las palabras son contenedores de poder. Tú eliges qué tipo de poder llevan», dijo Joyce Meyer, la autora más vendida de Estados Unidos.

Recientemente, el personal de CNN ha criticado a la red, alegando que su sesgo pro-Israel constituye «negligencia periodística». Insiders revelan que la presión de la alta dirección ha llevado a informes poco críticos sobre las afirmaciones de Israel y la supresión de puntos de vista palestinos, creando una cobertura sesgada del conflicto en Gaza. La presencia del poder es evidente en varios aspectos de la conducta de CNN.

En el reino de las relaciones internacionales, las palabras no son simplemente un conjunto de letras que usamos para escupir de nuestras bocas; son los catalizadores del poder que dan forma a los destinos. Pueden encender o apagar las llamas de cualquier conflicto. A medida que persiste la lucha palestina contra Israel y las atrocidades, las superpotencias contemporáneas y los medios de comunicación principales de estos estados están utilizando adecuadamente su arsenal lingüístico en su contra. Retórica, propaganda y diplomacia se unen en un frente de batalla de alto riesgo donde cada sílaba cuenta. Las palabras llevan un peso y ahora están siendo weaponizadas. Esta guerra lingüística está costando vidas humanas y estados y pérdida de su poder a largo plazo.

Desde el 7 de octubre de 2023, los palestinos asediados han sufrido una de las atrocidades más brutales justificadas por el estado de Israel y sus partidarios. Los palestinos ya estaban privados de necesidades básicas, como alimentos, agua potable limpia y mejores oportunidades de vida en el estado de apartheid. Los Estados Unidos, el Reino Unido, Francia, Alemania y muchos otros estados, a pesar de saber que los israelíes están matando brutalmente a los palestinos, no están presionando por un alto el fuego.

Las palabras son influyentes en la formación de acciones, percepciones y políticas geopolíticas. Pueden enmarcar cualquier narrativa, propagar retórica e evocar emociones para influir en la toma de decisiones. La guerra israelí-palestina de 2023 es un ejemplo pertinente de esto.

Comenzó como un conflicto armado y ahora se está prolongando mediante el uso de palabras. Esto se hace mediante la elección de palabras para describir los eventos del 7 de octubre y lo que debería suceder después. Por ejemplo, referirse a esto como una «guerra» implica un cierto nivel de legitimidad y igualdad entre las dos partes. Sin embargo, este no es el caso porque Hamás e Israel no están en el mismo nivel; uno es un actor no estatal, mientras que el último es un actor estatal.

Del mismo modo, la palabra «ataque sorpresa» se utiliza para respaldar el asesinato de palestinos inocentes. Esta palabra evoca una sensación de amenaza y justifica una ofensiva del ejército israelí, pero ese ataque contra las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF) fue el resultado de más de 70 años de brutal ocupación israelí y atrocidades.

Aunque el acto de matar a cualquier inocente es incorrecto, los medios de comunicación internacionales se centran solo en lo que sucedió el 7 de octubre y hacen la vista gorda a lo que la IDF ha estado haciendo desde entonces. Están censurando lo que realmente está sucediendo en Gaza, cómo se está matando a civiles inocentes a quemarropa. Incluso están censurando lo que la IDF está haciendo a los periodistas que están protegidos por el derecho internacional. Ningún estado occidental lo ha condenado, sin embargo, critican a otros estados. Esta es la prueba definitiva de su moralidad.

Las palabras no son solo descriptores; son herramientas que pueden moldear percepciones, influir en políticas y impulsar acciones. Las potencias principales están utilizando sus medios de comunicación mediante la creación de una retórica específica que dice que «los palestinos son terroristas» para justificar por qué destinan dinero de sus contribuyentes para alimentar una guerra. La retórica de los líderes de estas potencias puede influir en la opinión pública e influir en las relaciones internacionales.

Con frecuencia, las potencias principales utilizan el lenguaje como una herramienta estratégica para avanzar en sus intereses geopolíticos. Elaboran cuidadosamente sus discursos, declaraciones oficiales y narrativas mediáticas para enmarcar los problemas de una manera que respalde su postura.

Bajo el pretexto de la palabra «autodefensa», Israel justifica su brutalidad, y las potencias principales apoyan su causa. Estos estados están weaponizando las palabras, pero cuando se comparan sus acciones con lo que sucedió a los judíos en la década de 1940, lo califican como «antisemitismo», que ahora se está utilizando de manera indebida y siempre se saca de contexto para degradar a quienes señalan cualquier crítica válida al estado de Israel.

El presidente de EE. UU., Joe Biden, calificó la retaliación de Hamás como un «acto de pura maldad», lo que retrató a cada palestino como un «terrorista» y los deshumanizó. Los gobiernos occidentales tampoco condenaron ningún ataque a los hospitales en Gaza que realizaron los ataques aéreos israelíes y que mataron a cientos de niños, mujeres, enfermos y ancianos. Sin embargo, fueron rápidos para condenar los pequeños daños causados ​​a Israel en represalia por parte de Hamás.

Desde el 7 de octubre, la mayoría de los canales de noticias principales han preguntado a cada comentarista si «condenan» las acciones de Hamás, pero nunca preguntan si las acciones de Israel son condenables. Esto ha dado la impresión a la audiencia de que solo los palestinos son responsables del estado de las cosas.

Esta retórica de varios estados y las declaraciones de las potencias principales están ayudando al gobierno israelí a eludir el proceso de rendición de cuentas debido al lenguaje diplomático que se está utilizando. A menudo, los palestinos son etiquetados como «muriendo» en lugar de «siendo asesinados» por los medios de comunicación occidentales. Los patrones terminológicos que se han desarrollado a lo largo de los últimos 75 años de existencia y ocupación del estado de Israel: un lenguaje similar a un juego, opresión sistemática, deshumanización de los palestinos y deshistorización de Palestina como estado, todos contribuyen a esta normalización de la violencia.

En el conflicto Israel-Hamás, alrededor de 1,000 israelíes murieron en el ataque original, pero después, Israel mató a más de 27,478 palestinos inocentes, la mayoría de ellos civiles, incluidos más de 10,000 niños. Al menos 152 funcionarios de la ONU y más de 122 periodistas también fueron asesinados, pero no hay palabras de condena adecuadas por parte de los estados que apoyan a Israel; en cambio, están ayudando a Israel con más armas y equipo militar que las FDI están utilizando para desplazar y asesinar a palestinos inocentes.

En conclusión, las palabras tienen un inmenso poder para dar forma a los resultados geopolíticos. El conflicto entre Israel y Palestina no es diferente. La lucha continua de los palestinos contra Israel está siendo suprimida mediante una retórica específica, propaganda y lenguaje diplomático por parte de los estados que respaldan la reacción desproporcionada de Israel al ataque del 7 de octubre. Al enmarcar selectivamente los eventos y utilizar palabras y términos específicos para justificar acciones ilegales contra civiles inocentes, las potencias principales perpetúan la narrativa que sirve a sus intereses a expensas de la justicia y la verdad.

En este campo de batalla lingüístico, cada palabra es un guerrero, cada oración una estrategia, dando forma no solo a las narrativas sino a las naciones. El costo de esta batalla lingüística no es solo tinta en pergamino, sino sangre en la tierra, poder en peligro y la humanidad en la balanza.

Nota: este es un artículo republicado del medio «CGTN» a través de un acuerdo de cooperación entre ambas partes para la difusión de contenido periodístico. Link original.

Por Abdul Wassay

FUENTE EN CASTELLANO: https://reporteasia.com/opinion/2024/02/07/poder-palabras-geopolitica/

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Por Gianmarco Serino Dissipatio

La «finlandización» de Ucrania, la guerra en las sombras entre Estados Unidos y Rusia, las consecuencias de la escalada, es decir, la continuación de la crisis de 2014, que nunca terminó realmente y que a su vez tiene orígenes antiguos.

En 2015 publicó el volumen  El conflicto ruso-ucraniano, Geopolítica del nuevo (des)orden mundial  publicado por Rubettino: un texto tan breve como preciso para describir el pasado de Ucrania y, sobre todo, para anticipar el escenario que hoy ocupa el portadas de periódicos internacionales a raíz de la tesis de Huntington sobre el nuevo orden mundial. El endurecimiento de las fuerzas militares rusas en la frontera con Ucrania y la creciente asertividad de la flota rusa en el Mar Negro es la continuación de la crisis de 2014, que nunca terminó realmente y que a su vez tiene orígenes antiguos, como la historia de los habitantes de esta región, durante buena parte de las negociaciones de hoy entre Rusia y Estados Unidos, quedó de lado en las mesas de negociación. Tomémoslo desde lejos: ¿quiénes son hoy y cuál es la historia de los habitantes de Ucrania y Crimea?

Cuando el territorio de Ucrania fue dividido entre los imperios ruso y Habsburgo se produjo una fractura dentro de este país, ya que la parte noreste miraba hacia Kiev, el oeste, mientras que la parte sureste miraba hacia Rusia, y acogía predominantemente a pueblos de habla rusa. los ciudadanos. Otro asunto es el de Crimea, que es rusa desde 1792. Volviendo a la escisión, ésta ha continuado a lo largo de los siglos y en 1918 la Ucrania de Kiev se independizó  de jure , pero no  de facto , como estado satélite de la era alemana. Desde 1922, Ucrania es una República Soviética , la más importante, quizás, de las muchas que componían la URSS.

En la Segunda Guerra Mundial, cuando el territorio ucraniano fue invadido por tropas alemanas, esta división se repitió nuevamente y la Rus de Kiev volvió a convertirse en un estado satélite de la Alemania nazi. Incluso se formó una División de las SS compuesta por ciudadanos ucranianos que lucharon junto a los nazis junto con la Guardia Nacional de Ucrania. Es importante recordar que estos dos grupos armados apoyaron la persecución de los judíos. Después de la muerte de Stalin en 1954, Moscú cedió Crimea a Ucrania, que en ese momento todavía formaba parte de la Unión Soviética. 

Fue como un regalo que le das a una esposa, todo quedó en la familia. Tras la caída del Muro y ante la implosión de la Unión Soviética y el Pacto de Varsovia, Gorbachov -quien obligó al gobierno de Berlín Oriental a no reprimir las manifestaciones pro-occidentales en la RDA-  aseguró que Rusia permitiría a sus propios estados satélites a elegir su sistema político preferido, siempre que nunca entren en la OTAN ni en la Unión Europea. En cuanto a la OTAN, en la reunión de Malta, pocos meses después de la caída del Muro, Bush padre aceptó el pacto que hoy se recuerda con el aforismo «ni un centímetro». Estos acuerdos, que eran sólo verbales (es decir, que nunca se incorporaron a un protocolo diplomático, pero de los que existe una transcripción) siempre fueron ignorados por la OTAN.  

El avance progresivo de las fronteras de las bases de la alianza atlántica ha cercado así a Rusia. La revolución -o golpe de Estado según se mire- del Euromajdan de 2014, apoyado por Estados Unidos, Alemania y Polonia, prefiguró la entrada de Ucrania en la OTAN. Si Ucrania entrara en la OTAN, Crimea también se habría unido efectivamente, y para Rusia esto habría significado perder su puerto más importante, el de Sebastopol, el único acceso a los «mares cálidos», es decir, al Mediterráneo, a través del Mar Negro y el Mar Turco. Estrecho, porque como sabemos los puertos del Mar Báltico están congelados la mayor parte del año. Rusia se habría encontrado, en la hipótesis de una Ucrania en la OTAN, con sus fronteras (ahora en disputa) completamente indefensas. Desde Ucrania hay sólo 500 kilómetros hasta Moscú y 200 hasta Volgogrado, la antigua Stalingrado. La situación se parece en cierto modo a lo que ocurrió en el patio trasero de Estados Unidos con la crisis de los misiles en Cuba: así, Moscú ocupó Crimea en 2014 y favoreció la insurrección prorrusa en la región de Donbass. 

Este punto muerto de la sangrienta guerra de guerrillas en la parte sudoriental de Ucrania duró hasta que, hacia finales del año pasado, Rusia volvió a concentrar sus tropas en las fronteras ucranianas. La pregunta que cabe hacerse es ¿qué pasará? Yo, que soy historiador y no profeta, creo que estamos ante la clásica guerra de nervios, pero que forma parte de una precisa doctrina militar rusa, la llamada  Maskirovka , también apodada «guerra de las sombras». Es una guerra disfrazada, disfrazada, una guerra de  desinformatia  (desinformación) En el verano de 1943, no lejos de Ucrania, se libró una gran batalla entre tanques soviéticos y alemanes, la famosa Batalla de Kursk. Lo ganaron los rusos, gracias a  Maskirovka . A partir de ese momento, la ofensiva de Alemania contra Rusia cesó. La peculiaridad de esta batalla fue el hecho de que se ocultó cuidadosamente la superioridad de los medios soviéticos. Así hubo un primer ataque alemán que tuvo éxito, pero la poderosa contraofensiva rusa derrotó a las fuerzas nazis. Hoy en día, los objetivos de las tácticas rusas son los mismos, cuidadosamente envueltos en sombras y nieblas, aunque en un contexto que no es el de una guerra abierta. 

¿Qué quiere hacer Putin? Me gustaría señalar lo que está sucediendo anómalo en este período. Mientras Occidente afirma que Rusia está a punto de atacar a Ucrania, los líderes ucranianos lo niegan y destacan cómo esta actitud sólo puede agravar la tensión. Al intentar devolver todo esto a los objetivos de Putin, está claro que el objetivo es evitar una mayor ampliación del cinturón de bases de la OTAN y muy probablemente llegar a un acuerdo ruso-ucraniano,  con la Francia de Macron en el papel de mediadora, saltándose todos los las otras intermediaciones, garantizando la neutralidad de Ucrania, exactamente como ocurrió con Finlandia, que permaneció neutral durante toda la Guerra Fría.

Tanto Bush padre, que pronunció un discurso sobre el tema en Kiev dirigido a los ucranianos, habló de la llamada finlandización de Ucrania, como el propio Kissinger apoyó a Kissinger durante la crisis de 2014. Estados Unidos habría asegurado, en este último mes , a Rusia a través de un mensaje secreto – y aquí estamos realmente en la guerra de las sombras – que habría garantizado durante al menos los próximos diez años que Ucrania no sería aceptada en la OTAN debido a la corrupción de su clase dominante. Las palabras de Kissinger, si se retomaran hoy, evitarían la masacre de una guerra civil, que en cualquier caso todavía se está gestando en Ucrania. Precisamente en Donbass se encuentran los mayores depósitos de carbón y las mayores industrias, que son fundamentales para Rusia. Esta tensión y la guerra civil no han hecho más que empeorar la situación económica, provocando la retirada de los principales inversores. 

Sin embargo, Rusia, a diferencia de lo que leemos en los periódicos, ya no tiene la fuerza de la Unión Soviética para comprometerse en la reconquista de Polonia y los países bálticos, y lo mismo ocurre con Ucrania, sobre todo con Ucrania. La propia ocupación de Ucrania sería una carga insoportable para Moscú, muy grave. Desde un punto de vista militar, Putin ganaría fácilmente la guerra, pero mantener el control de este territorio sería muy complejo y costoso. Ucrania tiene el tamaño de Francia y está poblada por 40 millones de personas.  Es un territorio inmenso pero carece de grandes arterias ferroviarias y viales. Ni siquiera los alemanes lograron controlar completamente la parte sureste durante la Segunda Guerra Mundial.

Hablando de sombras. Hasta ahora, Turquía ha permanecido en la sombra de los medios de comunicación, pero ha seguido con gran atención la evolución de los acontecimientos en Ucrania y Crimea. ¿Cuáles son los temores e intereses de Ankara en esta región?

Crimea estuvo bajo el Imperio Otomano hasta 1787. El Mar Negro es fundamental para Turquía, evidentemente, que nunca se ha olvidado de Crimea. Además, es miembro de la OTAN. Un miembro muy especial de la OTAN. Recordamos que cuando se produjo el golpe de Estado contra Erdogan, los aviones que partieron para bombardear su residencia de verano partieron de bases de la OTAN. En este caso quedó claro que los objetivos imperiales del líder turco no convenían a Washington, hasta el punto de que los propios Estados Unidos invirtieron miles de millones en Rumania para modernizar su flota, también en el Mar Negro. flota, siempre ha contado con pequeños buques destinados a tareas de policía marítima. La flota rumana modernizada y ampliada que hoy está presente en el Mar Negro se debe en cualquier caso al dinero estadounidense.

Entre las peticiones rusas estaba también la de retroceder la situación de ampliación de las bases a 1997 , es decir, que las tropas de la OTAN abandonaran Rumanía y Bulgaria. Naturalmente esta es la clásica pregunta que surge al pedir mil y recibir cien. Sin embargo, es interesante considerar las respuestas de Sofía y Bucarest, que rechazaron la petición rusa de abandonar la OTAN, pero dejaron claro que no tienen intención de declarar la guerra a Rusia. Croacia dijo explícitamente lo mismo. Implícitamente adoptaron la misma posición, Hungría, Francia, Italia y Alemania, que negaron apoyo bélico ofensivo al gobierno de Kiev, pero ofrecieron herramientas de protección individual, asegurando, sin embargo, una cantidad ínfima de cascos y chalecos antibalas al Ejército ucraniano.  

Alemania mantiene relaciones tradicionales  de ostpolitik  con Rusia y está interesada, como toda la Unión Europea, en  Nord Stream 2  -dejando de lado el gasoducto ruso-ucraniano, que antaño aseguraba gas para toda Europa, hoy casi en desuso-, que, sin embargo, Estados Unidos lo ha vetado, y esto, naturalmente, es perjudicial para toda Europa, no sólo para Alemania. Con esto Putin logró mostrar al mundo que los frentes de la OTAN y la UE están divididos. Macron ha dicho que enviará tropas a las Repúblicas Bálticas y a Polonia, pero no a Ucrania, y de hecho lidera el frente de aquellos países que descaradamente quieren mantener relaciones diplomáticas con Rusia. Incluso los estadounidenses, aunque parezca lo contrario, no quieren una guerra con Rusia. Los entre 2.000 y 3.000 soldados estadounidenses que llegarán a Europa del Este no irán a Ucrania, sino a Polonia y la región del Báltico. Los materiales de Washington y Londres llegarán a Ucrania y ya lo están haciendo, pero ciertamente no a coste cero para Kiev.

Hoy en día, el «frente» rusofóbico liderado por Inglaterra y Polonia junto con los Estados bálticos parece ser el «frente que apoya más activamente a Ucrania contra una futura e hipotética invasión rusa». Estos países, aparte de Inglaterra, se han dividido varias veces en los últimos siglos entre Rusia y Alemania. ¿Cuáles son hoy los objetivos reales pero no declarados en esta zona geográfica, además de los rusos?

Hay raíces históricas que no son de segundo orden. Kiev formaba parte de la Unión Polaco-Lituana establecida en 1569 con el Tratado de Lublin y hoy Varsovia sueña con una confederación que se extienda también a Estonia y Letonia. Los países bálticos se liberaron de Rusia después de 1918, y se crearon Estonia, Letonia y Lituania, para ser invadidas nuevamente por Moscú tras la firma del Tratado Ribbentrop-Molotov. Lo mismo ocurre con Polonia, que después de la guerra relámpago de Hitler en 1941 quedó dividida entre Alemania y Rusia. El temor de estos países, y de otros similares en Estocolmo y Helsinki, que parecen seriamente dispuestos a unirse a la OTAN, es comprensible, pero no está justificado en comparación con el poder de Rusia hoy.

La crisis demográfica de Rusia es desastrosa y esto se refleja en sus fuerzas armadas. Para concentrar todas estas tropas en la frontera con Ucrania, Rusia dejó el frente oriental completamente indefenso. Estos soldados proceden de Siberia y de las fronteras con Asia Central. Por el momento, por supuesto, Moscú no teme nada en la frontera oriental con China. Rusia y China , sin embargo, más allá del idilio que existió inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial, son dos países que siempre han sido rivales, como siempre lo han sido Rusia e Irán. Hoy se habla de un ejercicio conjunto chino-ruso-iraní. Por lo tanto, Estados Unidos ha logrado reunir a tres enemigos centenarios.

Quizás habría sido mejor para Washington no burlarse de los rusos, sino mantenerlos como aliados para jugar contra China. Rusia es un país euroasiático , pero tiene una vocación occidental que siempre le ha sido negada. En un bello poema de Pushkin sobre  la rusofobia,  es decir, el odio que los occidentales tienen hacia Rusia, se escribe: «¿Realmente nos odiáis a nosotros, que somos los centinelas de Oriente? ¡Nosotros los que impedimos que los pueblos del Este invadan Europa! Pushkin se refería a las invasiones mongolas del siglo XIII llevadas a cabo por los herederos de Genghis Khan y a la función histórica de Rusia como bastión oriental para Europa. Dostoievski repitió lo mismo en 1863. 

Además, existe una división de intereses muy fuerte entre Europa y Estados Unidos, que se mantiene cubierta, pero que cíclicamente resurge en momentos de tensión. Basta pensar en las relaciones entre Rusia y la Francia gaullista ya en la Segunda Guerra Mundial  y en el famoso grupo de trabajo «Normandía»  en el que participaron Francia y Rusia. Este grupo de trabajo se llama así porque  la Francia libre de De Gaulle  , aunque ciertamente no era una gran potencia militar, envió el pequeño pero combativo contingente de la fuerza aérea «Normandie-Niémen» para contrarrestar a la  Luftwaffe  en el frente oriental. 

¿Qué posibilidades hay de un escenario de «balcanización» o algo similar de Ucrania, un país muy heterogéneo desde el punto de vista étnico y cultural?

Es probable que si no se llega a un acuerdo ruso-ucraniano, porque las tropas de Moscú no invadirán toda Ucrania, sino que ocuparán la parte donde luchan las milicias separatistas de Donbass, que forman parte de dos repúblicas autoproclamadas independientes de Kiev, , a quienes los residentes de Moscú les otorgaron pasaportes rusos. 

Gianmarco Serino Nacido en 1999 de padre napolitano y madre saboya en Scarnafigi, un pueblo remoto en el corazón del Piamonte, escapó del campo después de terminar la escuela secundaria y se instaló en Turín, donde estudió y obtuvo una licenciatura de tres años en Ciencias Estratégicas y Ciencias de la Seguridad. Hoy vive en Milán donde estudia Política Europea e Internacional en la Universidad Católica del Sagrado Corazón.

Palestina – Por Ronald Lasecki difundido por Geopolitika.ru

Una consideración de la geopolítica de Palestina debe partir, por supuesto, de una percepción de la geomorfología del espacio. En primer lugar, está la llanura costera en la que se encontraban ciudades históricamente prósperas que servían al comercio este-oeste como las antiguas Gaza, Ashkelon y Ashdod. Lo mismo ocurre en el Líbano, más montañoso, al norte del actual Israel, donde históricamente se encontraban centros como Tiro, Biblos y Sidón. En el Israel actual, las llanuras costeras son el centro de una población cosmopolita y liberal que se identifica más con la civilización occidental. Es una tierra de comerciantes, banqueros, burocracia civil y medios de comunicación, que se extiende desde Tel Aviv hacia el norte hasta Haifa.

Perímetro oriental

Al este se encuentra la alta cordillera, seguida de la profunda fosa del Jordán con el lago Tiberíades y el Mar Muerto. En las estribaciones se encuentra Cisjordania y las estructuras del «Estado» palestino allí. Estas regiones, con las cordilleras del Líbano y del Antilíbano y el profundo valle tectónico de la Bekaa al norte, fueron históricamente los centros de una civilización guerrera-agrícola. Durante el periodo bíblico, el emplazamiento de la actual Cisjordania estuvo ocupado por el Reino de Israel bajo las dinastías de Omrid y Jehú. Hoy, entre Jerusalén y el río Jordán, la ventaja la llevan las estructuras militares y los colonos armados que tratan de contrarrestar la presión siria y palestina.

Al este del foso del Jordán se asientan tribus árabes locales, pero demasiado débiles para amenazar los centros de poder que controlan Judea y Samaria (sur de Israel y Cisjordania). A unos 30-50 km. al este del río Jordán, comienza el desierto, que proporciona un amortiguador geopolítico entre Palestina y la llanura mesopotámica y los centros de poder que allí se encuentran. La orilla oriental del río Jordán, tras el colapso del Imperio Otomano, fue esculpida por los ingleses en lo que llamaron Transjordania, un protectorado independiente con capital en Ammán, donde se asentó la dinastía hachemita, aliada de los ingleses y exiliada del Hiyaz por los saudíes. Tras la retirada inglesa de la región en 1948, esta creación pasó a llamarse Jordania. Los hachemíes también recibieron de los ingleses el Reino de Iraq, al otro lado del desierto, en 1921, pero lo perdieron a manos de militares golpistas republicanos en 1958.

La dinastía hachemí, entremezclada con representantes de las esferas militares inglesa y jenízaro, es considerada un cuerpo extraño por muchos en Jordania, especialmente los palestinos. Los hachemíes se han posicionado como sujetos de un protectorado inglés desde 1916, mientras que miran al Estado judío como un aliado para contrarrestar la amenaza palestina. Gobernaron formalmente Cisjordania entre 1948 y 1967, pero en ningún caso propiciaron la creación de un Estado palestino. Por el contrario, en septiembre de 1970 libraron una sangrienta guerra con la Organización para la Liberación de Palestina, con la ayuda de Londres, obligando al movimiento de liberación nacional palestino a trasladar su cuartel general a Líbano.

Cisjordania, que alberga estructuras controladas en la actualidad por la administración palestina con sede en Ramala, se encuentra así encajonada geoeconómicamente entre el hostil Israel y Jordania, y sólo puede funcionar gracias a la economía más dinámica del vecino Israel. Al igual que el antiguo Reino de Judá en las colinas en constante conflicto con las ciudades-estado costeras de Filistea, el actual «Estado de Palestina» de las colinas depende económicamente del acceso a los puertos de las tierras bajas costeras de Israel.

Por otra parte, la fuente de amenaza para el centro de poder palestino son los centros de poder externos que atraviesan el desierto sirio, procedentes de Mesopotamia y de las tierras altas iraníes. Entre los años 746-609 a.C. Palestina estuvo bajo el dominio de los asirios mesopotámicos. Entre el 609 y el 539 a.C., también fueron sustituidos por los babilonios, originarios de la región mesopotámica. El lugar de los babilonios lo ocuparon después los persas, originarios de las tierras altas de Irán (550-330 a.C.) y que acabaron sucumbiendo ante Alejandro Magno hacia el 330 a.C. También fue el gobernante persa Cambises II quien, en el 525 a.C., conquistó Egipto llegando a él a través del Sinaí, mientras que en el 340 a.C. su hazaña fue repetida por Artajerjes III.

La sucesión de hegemonías también marcó el ritmo de la posterior estatalidad del antiguo Israel: la destrucción del reino de Judá por los babilonios en el 586 a.C. y la deportación de los judíos a Babilonia por el gobernante local Nabucodonosor II, seguida del edicto del gobernante persa Ciro II abriendo el camino para que los judíos «regresaran a Sión», que marca el inicio del protectorado persa de Palestina -convertido en macedonio tras las conquistas de Alejandro Magno en el siglo IV a.C. y luego en romano en el siglo I a.C.

Perímetro meridional

Las sucesivas encarnaciones históricas del Estado judío en Palestina al sur solían dominar la costa entre Tel Aviv y el Sinaí y todo o parte del desierto del Néguev. En el suroeste, el desierto del Sinaí constituye así un eficaz amortiguador geopolítico para Palestina. Tanto en el lado palestino como en el egipcio, las fuerzas pueden cruzarlo con la posibilidad de reabastecerse de recursos en el otro lado. En el siglo XVII a.C. Egipto fue conquistado por los hicsos procedentes de Palestina a través del desierto del Sinaí, derrotados finalmente por las fuerzas nativas alrededor de un siglo más tarde, cuando Egipto a su vez extendió su dominio a la costa levantina.

En 640, los árabes que atacaban desde Damasco alcanzaron Al-Fustat y dos años más tarde llegaron también a Alejandría. A su vez, en 1174, el fundador de la dinastía ayubí, que más tarde gobernó Egipto hasta 1250, el sultán Saladino ocupó Damasco y Homs. Otra expansión de este tipo no fue emprendida desde Egipto hasta la primera mitad del siglo XIX por Muhammad Ali Pasha, que luchó contra el Imperio Otomano.

Así pues, el Sinaí puede ser una vía de expansión, pero el coste de mantener permanentemente guarniciones militares en la península es elevado, por lo que Israel nunca ha gobernado el Sinaí a largo plazo, mientras que la presencia militar egipcia allí sigue siendo simbólica y la región es una especie de «agujero negro» político, que sirve de escondite a contrabandistas, bandidos y militantes. Una invasión a través del Sinaí es posible en caso de descomposición político-militar del adversario al otro lado del desierto («segundo período de transición» en Egipto en el siglo XVII a.C., la derrota de los hicsos en la lucha contra la dinastía XVIII en el siglo XVI a.C., la descomposición del Imperio Otomano tras la revolución griega en la década de 1820) o el apoyo de la entidad atacante por una potencia exterior (Reino Unido y Francia apoyando a Israel en 1956 y la URSS apoyando a Egipto en 1973).

Merece la pena mencionar de pasada la amenaza ideológica a la independencia del centro de poder palestino procedente del centro de poder egipcio. Durante el periodo de la monarquía hasta 1952, Egipto manifestó su deseo de destruir el entonces naciente Estado israelí. La guerra de 1948 puso la franja de Gaza bajo su administración militar, que controló hasta 1967. Antes del golpe militar de 1952, El Cairo consideraba la Franja de Gaza y el desierto del Néguev como una extensión natural de la península del Sinaí, no como el territorio del Estado nacional de los palestinos.

Tras el golpe de Gamal Abdel Naser en 1952, Egipto abrazó la ideología del nacionalismo árabe. Su máximo logro fue la República Árabe Unida unitaria, laica y socialista de 1958-1961, que englobaba a Egipto y Siria y permanecía en confederación nominal con Yemen del Norte. Gamal Abdel Naser enfrentó el nacionalismo y el socialismo árabes al sionismo judío, haciendo de la destrucción de Israel y la incorporación de las tierras palestinas a la República Árabe Unida el principal objetivo estratégico, lo que permitiría al Estado árabe lograr la continuidad territorial. La actitud de El Cairo ante el nacionalismo palestino era, por tanto, bastante ambivalente.

Añadamos también que en la segunda mitad del siglo XX, el padre del nacionalismo palestino, Yasir Arafat, y la al-Fatah (1958) y la Organización para la Liberación de Palestina (1968) que fundó, fueron vistos por las monarquías árabes conservadoras como una herramienta de Naser y una fuerza subversiva que amenazaba a los regímenes monárquicos. De ahí la sangrienta guerra palestino-hachimí en Jordania en septiembre de 1970. Así pues, existe una tensión no sólo entre el nacionalismo palestino y el nacionalismo sirio y el nacionalismo panárabe que irradiaba de Egipto hasta 1970, sino también entre las aspiraciones palestinas y las políticas de seguridad de otros Estados árabes.

En el sureste, los desiertos árabe y de Nefud constituyen una barrera geopolítica eficaz contra las incursiones de las tribus del Hiyaz, que son demasiado escasas y débiles para amenazar el centro de poder palestino. Sólo pueden tener éxito en condiciones de explosión demográfica, como en el siglo VII, cuando los árabes islamistas iniciaron su expansión conquistando y luego haciendo de Damasco su capital.

Perímetro septentrional

Al noreste del centro de poder palestino se encuentra el centro de poder sirio con capital en Damasco. Tiene una gran población pero está aislada del mar, lo que la empobrece. Está protegida al este por un desierto que se extiende hasta el río Éufrates. Al norte del centro de poder sirio se encuentra la montañosa Anatolia, donde la expansión desde el sur está muy obstaculizada, pero desde donde los centros de poder externos ejercen presión sobre la región. En ausencia de una amenaza procedente del norte y de estabilidad interna, el centro de poder sirio intenta obtener acceso al mar subyugando a las ciudades del norte del Levante, con las que comercia ampliamente. Así ocurrió, por ejemplo, entre 1976 y 2005, cuando Siria se implicó en la guerra civil libanesa, invadiendo el país y controlando posteriormente la mayor parte del mismo.

Los puertos del norte del Levante no constituyen por sí solos una potencia terrestre significativa. Históricamente fue el hogar de Fenicia, con ciudades como Dor, Acre, Tiro, Serepta, Sidón, Berytos, Biblos, Trípoli y Arwad. Durante la mayor parte de su existencia no formaron un organismo estatal unificado, compitiendo entre sí y sujetas a dependencias de centros de poder externos. En el periodo que va desde el siglo XII a.C. en adelante. los fenicios sustituyeron a los cretenses como principal potencia marítima y comercial del Mediterráneo oriental. A mediados del siglo IX a.C., sin embargo, la mayoría de las ciudades fenicias ya habían caído en la dependencia del creciente poder terrestre de Asiria.

La cordillera libanesa del norte de Levante llega casi hasta la costa marítima y sólo está escasamente surcada por valles fértiles. Por esta razón, los centros de poder de esta parte del Levante carecen de un punto de apoyo geopolítico. Probablemente, Fenicia no era un país densamente poblado y funcionaba principalmente como potencia marítima e intermediaria para el comercio entre Mesopotamia, Egipto y el Mediterráneo occidental, desde donde se importaba, entre otras cosas, plata, muy demandada en aquella época.

Por tanto, el centro de poder palestino no se ve significativamente amenazado por el centro de poder libanés actual. El Líbano moderno fue separado de la provincia otomana de Siria por los franceses tras la derrota del Imperio Otomano en la Primera Guerra Mundial. La base de su separación fue el predominio allí de los cristianos maronitas, con los que Francia se alió durante la guerra civil del Imperio Otomano en la década de 1860.

Líbano tomó su nombre de su característica topográfica, es decir, el Monte Líbano que se eleva sobre el país. Sin embargo, carece de distintividad geográfica o étnica orgánica, ya que el único rasgo distintivo aquí fue históricamente dominado por los aliados de Francia. El amortiguador estratégico para el Israel actual es el río Litani, cuya zona al sur Israel intentó controlar directamente o con la ayuda de fuerzas locales satélites entre 1978 y 2000, o en cualquier caso despejarla de fuerzas enemigas como durante la Guerra de Julio de 2006.

Perímetro noreste

En el caso del perímetro nororiental, hay que tener en cuenta tanto las características geoestratégicas como históricas de la amenaza que supone para el centro de fuerza palestino el centro de fuerza sirio. Un centro de fuerza sirio podría atacar Palestina a través de un corredor de aproximadamente 40 kilómetros entre el monte Hermón en la cordillera Anti-Líbano y el lago Tiberíades. Para llegar a la llanura costera de Palestina, las fuerzas sirias deben atravesar los Altos del Golán y la región montañosa de Galilea, y luego mantener líneas de suministro que pasen por estas tierras que son un buen punto de apoyo para la guerra de guerrillas. Una ruta alternativa de ataque conduce al sur del lago Tiberíades, pero también requiere mantener estiradas las líneas de suministro.

Desde la época neolítica, el punto estratégico de esta región ha sido la colina de Megido, también conocida por su nombre griego Armagedón. En la antigüedad fue el emplazamiento del centro cananeo y capital del reino de Israel, mientras que hoy es el kibutz israelí de ese nombre. La colina está situada en el extremo norte del valle de Wadi Ara que atraviesa las montañas del Carmelo, con vistas al valle de Jezreel, también conocido como el valle de Armagedón o el valle de Megido. Una fuerza que avanzara desde el noreste a través de los Altos del Golán por aquí tendría que chocar con las fuerzas locales que operan con líneas de suministro cortas, a su vez con las estiradas y vulnerables líneas de suministro de la guerrilla de montaña.

La caracterización histórica de la amenaza siria debe partir del reparto de las posesiones árabes del Imperio Otomano entre Inglaterra y Francia en virtud del Tratado de Syces-Picot de mayo de 1916. El territorio de la antigua provincia otomana de Siria, que comprendía los territorios de la actual Siria, Líbano, Jordania y Palestina, se dividió a lo largo de una línea que iba desde el monte Hermón hasta la costa mediterránea en una parte septentrional que cayó en manos de Francia y una parte meridional que cayó en manos de Inglaterra. Como resultado, muchos árabes que adoptaron una identidad nacional siria negaron el carácter distintivo de Palestina, Líbano y Jordania, considerando a sus habitantes como sirios. La intervención de la República Árabe Siria en Líbano en 1976 se llevó a cabo bajo los lemas de la reconstrucción de una «Gran Siria», entre otros, y tuvo como objetivo el movimiento nacional palestino.

Vectores de presión desde fuera de la región

El peligro para el centro de poder palestino desde el norte no procede tanto de las fuerzas locales como del exterior. Los selyúcidas conquistaron Palestina contra los bizantinos después de la batalla de Manzikert en 1071, presionando a lo largo de la costa levantina desde el norte y capturando Jerusalén en 1073. Asimismo, las dos primeras Cruzadas alcanzaron las llanuras costeras de Palestina en los siglos XI y XII respectivamente, dirigiéndose desde Antioquía, vía Trípoli, hacia el sur a lo largo de la costa levantina. Los mamelucos, que entonces gobernaban Palestina, fueron derrotados por los ejércitos de Timur Jomey que avanzaron en 1399-1401 desde Alepo hacia el sur hasta Damasco y luego se volvieron hacia Bagdad. El sultán otomano Selim I puso fin al reinado de los mamelucos sobre Egipto al derrotar a sus ejércitos en 1516, avanzando hacia el sur a lo largo de la costa levantina.

En todos estos casos, Palestina fue invadida desde el norte, no por centros de fuerza del Levante septentrional, sino por centros ajenos a la región, capaces de concentrar un poder inalcanzable para las ciudades situadas al norte del río Litani, que carecían de base geopolítica y estaban, por así decirlo, «presionadas» contra las cordilleras costeras.

Para los centros de poder occidentales que aspiran a controlar la cuenca mediterránea, el Levante es importante como puente terrestre, ya que permite -en el caso de grandes cantidades de tropas y grandes cargamentos- un transporte más barato, técnicamente más fácil y libre de la amenaza de ataques en el mar. Una potencia occidental que aspirara a controlar tanto la costa septentrional como la meridional del Mediterráneo, pero que no controlara el Levante, habría elevado mucho los costes de transporte interno del imperio. Esto es lo que debe explicar el interés de Roma, Bizancio, Venecia y los cruzados, Inglaterra y Francia por la costa levantina: habiendo cruzado el Helesponto, el camino hacia el sur estaba abierto para todos ellos.

Compitiendo con los centros de poder occidentales, cuando no controlan el Levante, se convierten en los centros de poder del norte (centro de poder grecoanatolio, centro de poder euroasiático) y del este (centro de poder mesopotámico, centro de poder persa). Tratan de asegurar su flanco sur controlando los puertos levantinos. La estabilidad de cualquier imperio que crezca entre el Hindu Kush y el Mediterráneo depende de asegurar los puertos levantinos frente a los ataques de los centros de poder occidentales.

Una potencia oriental puede entonces utilizar las rutas de transporte desde Oriente Próximo hasta la costa mediterránea; el ejemplo más reciente de ello es el proyecto de corredor de transporte iraní, desarrollado tras el derrocamiento de Sadam en 2003, desde los centros del oeste de Irán, a través del Kurdistán iraquí, hasta los puertos de Siria y Líbano -quizá la guerra en Siria a partir de 2011 y la repentina expansión del Estado Islámico en Irak en 2014 paralizaran estos proyectos.

De forma similar, las potencias del norte como Macedonia, Bizancio, el Imperio Otomano y Rusia buscaron (o buscan hoy) controlar la costa levantina para asegurar su flanco occidental contra la expansión hacia el este; un centro de poder del norte que gobierne el Bósforo puede redistribuir libremente las fuerzas comprometidas hasta el valle del Indo, pero al dejar el Levante fuera de su control, se expone a los ataques de los centros de poder occidentales.

La telurocracia israelí

La ubicación del centro de fuerza palestino se complica por su naturaleza telúrica. Aferradas a montañas que llegan casi hasta la costa, las ciudades del norte del Levante producen una civilización talasocrática, basada en el comercio y orientada hacia el mar. Con una base geopolítica más extensa en una llanura costera más amplia que en el norte y colinas no tan escarpadas, los centros palestinos generan una civilización telúrica.

No es casualidad que el Israel moderno fuera un Estado socialista en sus orígenes y que aún hoy se conserve en su economía un importante sector socialista en forma de algunos kibbutzim. La economía del Israel moderno se basa en la agricultura y la tecnología moderna, es decir, cumple las características de un centro de poder basado en la tierra, dirigido más bien «hacia dentro». Se trata de un tipo de civilización muy diferente a la de los judíos de la diáspora, basada en el capitalismo y el comercio más que en la manufactura y, además, desvinculada de la tierra. La presencia de una colonia de colonos armados en Samaria es la quintaesencia de una civilización «militar «basada en la tierra. De importancia simbólica es la declaración formal de Israel en 1980 de reconocer Jerusalén interior en lugar de la costera Tel Aviv como capital del Estado. A diferencia de las ciudades levantinas del norte, el centro de poder palestino nunca ha sido una potencia marítima y tampoco lo es el Israel moderno.

Debido a su naturaleza telúrica, el Israel moderno está débilmente conectado con el mundo exterior y es de «necesidad» limitada para las potencias mundiales; como a finales de la década de 1940, los países árabes, más extensos y significativos, están adquiriendo mayor importancia. Israel está intentando elevar su perfil a través de las actividades de la diáspora judía y desarrollando un sector de start-ups en los campos de la inteligencia artificial y la ciberseguridad, con el objetivo de convertirlo en una parte indispensable del sistema capitalista global. La iniciativa aquí, sin embargo, pertenece firmemente a EE.UU. y China, que actúan como inversores frente a Israel. La importancia de Israel para su actual protector, es decir, Estados Unidos de América, se basa en que es un aliado de Estados Unidos contra Irán. Esta convergencia de intereses, sin embargo, no es estructural, sino incidental y no garantiza el protectorado permanente de Washington sobre el Estado judío (este protectorado, además, no data de antes de 1967; antes de eso, el protector del sionismo fue Inglaterra, y de la estatalidad israelí sucesivamente la URSS y Francia).

Los dos países de los palestinos

Los palestinos, por su parte, viven en dos entidades geopolíticas separadas. Cisjordania es un país telúrico pobre en las colinas semiáridas que sólo puede funcionar sobre la base de la economía más dinámica del Estado judío. El territorio palestino allí se ve constantemente truncado y fragmentado en enclaves aislados, proclamados en enero de 2013. «El Estado de Palestina», sin embargo, puede considerarse en principio un Estado-nación palestino, aunque en la práctica sus autoridades se comportan más bien como los Judenrats de los guetos judíos durante la Segunda Guerra Mundial.

La Franja de Gaza, por su parte, se asemeja más a una ciudad-estado talasocrática que a un Estado-nación. Sin embargo, a diferencia de las ciudades levantinas conocidas de la historia, no es un centro cosmopolita de comercio, banca y navegación, ya que está sometida al aislamiento hostil de Israel y Egipto que cooperan contra los palestinos – la naturaleza talasocrática de la Franja de Gaza ha sido, por así decirlo, «abortada» por sus vecinos hostiles que la aíslan.

La Franja de Gaza ocupa 365 kilómetros cuadrados y está habitada por 2,4 millones de personas. Cisjordania, con una población de 3 millones, ocupa 5.655 km². La densidad de población en la Franja de Gaza es de 6.500 personas/km², mientras que la de Cisjordania es de 466 personas/km². La Franja de Gaza tiene una extensión de 41 km. que abarcan de sur a norte y de 6 km. a 12 km. que abarcan de este a oeste. La longitud de la frontera con Egipto es de 11 km.

Estos volúmenes ilustran claramente que la Franja de Gaza es incapaz de funcionar en su forma actual en términos sociales, económicos y de civilización. En las últimas décadas, sus habitantes han vegetado gracias a la ayuda humanitaria de la Unión Europea y las agencias de la ONU. La situación podría cambiar con la apertura del mercado laboral israelí o con la emigración de una parte importante de la población de Gaza. En caso de que se creara un Estado palestino realmente independiente que incluyera la franja de Gaza, cabría esperar un éxodo de al menos varios cientos de miles de habitantes de Gaza a Cisjordania, pero ésta no podría asimilar tal número de emigrantes.

Por lo tanto, las dos partes del actual «Estado de Palestina» (la Franja de Gaza y Cisjordania) tienen características geopolíticas completamente diferentes y es difícil hablar de una «nación» coherente para sus habitantes. El actual ‘Estado de Palestina’ recuerda más a Pakistán en la época de la secesión de Bangladesh en 1971. Las partes de Pakistán situadas en el Indo y en la desembocadura del Ganges estaban divididas por el Estado indio, más fuerte y hostil. Del mismo modo, las dos partes del «Estado de Palestina» están divididas por el hostil y más fuerte Estado israelí. La ruptura de facto del «Estado de Palestina» en 2007 era tan inevitable como la de Pakistán en 1971.

La Autoridad Nacional Palestina en Cisjordania lleva a cabo una política de colaboración con el ocupante israelí, porque las características geopolíticas de Cisjordania hacen que la situación así creada sea muy problemática pero, sin embargo, da a los palestinos un margen mínimo de existencia. La situación es diferente en la Franja de Gaza, para la que la única solución es el desmantelamiento del Estado judío y deshacerse de los judíos que viven en Palestina. De lo contrario, los palestinos de Gaza se enfrentarán a un destino similar al de los habitantes de los guetos judíos durante la Segunda Guerra Mundial.

Hamás, con su exigencia de liquidar Israel y asesinar o expulsar a todos los judíos, es la única respuesta posible a la condición de «prisión al aire libre» («open-air prison», caracterización adoptada para Gaza por algunas organizaciones internacionales). También parece exagerado señalar la inspiración israelí en el ascenso de Hamás, algo que la parte israelí ha admitido abiertamente. En una nota similar, India inspiró el movimiento separatista de Pakistán Oriental y apoyó a los Mukti Bahini.

Sin embargo, no debe sacarse de ello ninguna conclusión precipitada de que las actividades continuadas -incluidas las actuales- de Hamás sean una «operación de bandera falsa», como demuestran sus guerras de 2008/2009 con el Estado judío y la guerra de siete semanas de 2014, así como las protestas de 2018-2019.

Las condiciones de vida y la falta de perspectivas de desarrollo en la «prisión al aire libre» que es la Franja de Gaza, así como la indiferencia de la Autoridad Nacional Palestina en Cisjordania (que ya colabora estrechamente con Israel a nivel del aparato de seguridad), están forzando la aparición de fuerzas revisionistas radicales allí. Así, si no surgiera Hamás, probablemente surgiría otro grupo que «desempeñara el papel de Hamás».

La salida para los palestinos de la encerrona geopolítica en la que se encuentran sería el ascenso de una potencia exterior euroasiática o centroasiática, que apoyara externamente a un centro de fuerza egipcio o sirio, orientándolo hacia un rumbo propalestino. Esto estuvo muy cerca de ocurrir entre junio de 2012 y julio de 2013, cuando el presidente de Egipto era el afiliado a la Hermandad Musulmana Muhammad Mursi. La Hermandad Musulmana egipcia apoyaba a Hamás, con sede en Gaza, mientras que ella misma gozaba del apoyo del líder turco Recep Tayyip Erdoğan. Sin embargo, el Sr. Mursi fue finalmente derrocado por un golpe de Estado del general Abd al-Fattah as-Sisi, respaldado por Occidente, lo que parece haber determinado negativamente el destino de los palestinos de Gaza en el futuro inmediato.

Ronald Lasecki – Publicado originalmente en Myśl Polska (47-48, 19-26.11.2023).

Las opiniones expresadas en este artículo no reflejan necesariamente las de Dossier Geopolitico.

Si Netanyahu se ve obligado a prologar la tregua en Gaza, para que Hamás libere a todos los rehenes, la situación política de los palestinos podría influir sobre Tel Aviv.

Por Eduardo Vior Analista Internacional

Finalmente este viernes ha entrado en vigor en Gaza el alto el fuego acordado por Israel y Hamás con la mediación de Catar. Al firmar este miércoles el acuerdo, el gobierno israelí cedió a la presión interna e internacional, para que acceda a un canje de los rehenes en manos de Hamás por prisioneros palestinos encerrados en las cárceles israelíes. Como después de 40 días de combates las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) no han derrotado a la resistencia palestina ni liberado a los rehenes, la fractura del gobierno y de la sociedad israelí, la ambigüedad de la política norteamericana hacia el conflicto de Gaza y el vuelco de la mayor parte de la opinión pública occidental a favor de los palestinos dificultan que Benyamin Netanyahu retome las hostilidades después de la tregua. Además de que este resultado reabriría la crisis política interna, la influencia internacional de Israel se vería sumamente afectada.

Tras la liberación por Hamás de seis mujeres y niños israelíes y siete inmigrantes tailandeses secuestrados el pasado 7 de octubre, Israel ha permitido este viernes la salida de prisión de  39 palestinos, algunos detenidos desde hace muchos años.

El miércoles por la mañana el Emirato de Catar comunicó que el Estado de Israel y el Movimiento de Resistencia Islámica Hamás habían acordado una pausa humanitaria de cuatro días en la Franja de Gaza, que el jueves se extendió por uno más. Según el mismo, las partes cesan las operaciones militares en todas las zonas de la Franja de Gaza y la Fuerza Aérea israelí sus vuelos sobre el sur del enclave, mientras que en el norte los bombardeos sólo se suspenderían diariamente durante seis horas. Además, se permite la entrada de ayuda humanitaria al sur del territorio. Israel se ha comprometido también a no detener a los palestinos de la Franja, mientras dure la tregua, y a garantizar su libertad de circulación por la carretera que une el norte y el sur del enclave. Cincuenta rehenes israelíes, especialmente mujeres y niños menores de 19 años, serán liberados por grupos a cambio de 150 presos políticos palestinos.

Antes de que entrara en vigencia el acuerdo, Israel extendió hasta la noche del jueves los bombardeos a áreas de Gaza que no había atacado antes y sus tropas detuvieron a miembros del personal médico y sanitario que la Organización Mundial de la Salud (OMS) estaba evacuando del devastado Hospital al Shifa en el norte de la Franja. Cientos de cohetes y proyectiles de artillería cayeron en esas horas sobre el campo de refugiados de Jabalia y sobre el centro de la Franja. Las autoridades gazatíes denunciaron que en esos bombardeos Israel lanzó bombas de fósforo blanco.

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Si bien el gobierno de coalición derechista-ultraderechista anunció que no permitirá el regreso de los desplazados a sus hogares en el norte de la Franja, este mismo viernes decenas de miles de palestinos desafiaron la prohibición y retornaron a sus barrios buscando a seres queridos que yacen bajo los escombros y tratando de rescatar sus enseres.

También en la frontera norte este vienes se han calmado los intensos intercambios de artillería y los ataques aéreos entre Hizbolá y el ejército israelí. En una reunión celebrada en Washington el jueves el presidente norteamericano Joe Biden pidió a Netanyahu que también en la frontera con Líbano se pacte un cese al fuego, pero el primer ministro israelí eludió una definición.

En principio, alrededor de 201 rehenes siguen en manos de Hamás y varios miles de palestinos en las cárceles de la ocupación israelí. El primer ministro hace como que EE.UU. le ha impuesto este acuerdo, para no perder imagen frente a los halcones en su gabinete, pero, según informes del portal norteamericano Politico, fue él quien el 14 de noviembre imploró a un alto funcionario del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos que se firmara el acuerdo. Es que no podía soportar más la presión pública de los familiares de los rehenes con el apoyo de la oposición parlamentaria. El jefe de gobierno sabe que nunca podrá liberarlos por medios militares, pero no podía dar el brazo a torcer.

Tanto el gobierno israelí como el estadounidense están sumamente preocupados por la certeza de que el cese del fuego permitirá a periodistas de todo el mundo documentar la devastación que han provocado los bombardeos israelíes y la invasión de su ejército. Las imágenes del horror van a volcar decisivamente a la opinión pública occidental contra Israel e imposibilitar la reanudación de los combates. Desde el 7 de octubre decenas de trabajadores de prensa han muerto en Gaza a manos de los militares israelíes y aun en medios de prensa habitualmente proisraelíes se ha generalizado un sentimiento de solidaridad profesional con los colegas perseguidos y asesinados. Los colegas van a realizar ahora un festival de fotos y videos.

Durante los 40 días de operaciones Hamás sufrió terribles pérdidas. Según informaciones de la inteligencia militar israelí, las unidades palestinas en el norte de Gaza han sido rodeadas, han sido expulsadas de numerosos barrios y han debido abandonar la mayor parte de su territorio en el norte de Gaza. Sin embargo, múltiples filmaciones demuestran que los resistentes han seguido luchando desde la red de túneles que las FDI sólo parcialmente pudieron destruir. Por las dudas, el ministro de Defensa israelí Yoav Gallant, uno de los duros del gabinete, declaró el jueves 23 que después de la tregua se reanudarán las hostilidades “por, por lo menos, dos meses más”. Previendo este tipo de amenazas, ya unas horas antes el ministro de Relaciones Exteriores de Irán, Hossein Amirabdollahian, avisó al margen de una reunión que mantuvo en Líbano con el líder de Hizbolá, Sayed Hassen Nasrallá, que, si Israel no respeta la tregua, “el ámbito de la guerra se va a expandir”.

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Si bien a costas de 15.000 civiles muertos (40% de los cuales, niños), decenas de miles de heridos y la destrucción de toda la infraestructura civil en el norte de la Franja de Gaza así como de las viviendas de 1,8 millones de civiles, Hamás consiguió todos los objetivos que se planteó para esta operación: impidió que los israelíes rescataran a sus rehenes y, en cambio, los canjea por prisioneros palestinos. Gracias a la difusión que tuvieron los bombardeos y los combates terrestres, ante la opinión pública mundial mostró a Israel como un Estado que viola masivamente los derechos humanos. También volvió a colocar la independencia y soberanía de Palestina al tope de la agenda mundial. Además, arrebató a la Autoridad Palestina el liderazgo sobre toda su nación. Finalmente, para los palestinos lo más importante, destruyó el mito de la invencibilidad de las FDI.

Israel, por el contrario, no propuso objetivos tangibles. Sus líderes prometieron liberar a los rehenes por las armas y acabar con Hamás, pero al cabo de 40 días de invasión no pudieron liberara ningún rehén y las milicias gazatíes les dieron batalla hasta el último minuto. Ahora, tras el inicio de la tregua se plantean distintos cursos de acción, cada uno con desarrollos diferentes.

En primer lugar, puede preverse que durante el presente cese de hostilidades aumente la presión internacional, para que Israel lo prolongue. De hecho, al filtrar la disposición de su gobierno de extender el alto el fuego un día más por cada 10 rehenes suplementarios que libere Hamás, Bibi Netnyahu insinuó que accedería a una extensión del acuerdo. Israel también puede preferir una pausa más larga, para recuperar su economía y su turismo. Por otra parte, aun con la intención de reanudar los combates cuando termine la tregua, una pausa más larga permitiría a las FDI estudiar la red de túneles bajo la Franja, reagruparse, remplazar el cuantioso material dañado y organizarse para una nueva ofensiva en el sur de la Franja que duraría meses.

Es poco probable que Hamás reanude por sí las hostilidades, porque la población palestina está pidiendo un respiro, para recuperarse de la masacre que ha sufrido y porque la organización islamista ha ganado ante los mediadores (Egipto y Catar) un reconocimiento político que no quiere dilapidar.

Si, por el contrario, Netanyahu decide reanudar las operaciones contra la opinión interna y externa y después de que Hamás usó la pausa para reagruparse y rearmarse, no sólo aumentará el número de bajas civiles, sino también las ya altas pérdidas humanas y de material de sus fuerzas armadas, sin alcanzar objetivo militar alguno y en medio de un creciente aislamiento internacional.

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Si no lo hace, la victoria por puntos que alcanzó la resistencia palestina con este acuerdo se convertirá en un triunfo político aplastante. Es posible que para disminuir el efecto de esta derrota, Israel vuelque su furia sobre Cisjordania. Se sucedería, entonces, una ola de asesinatos, detenciones y secuestros de palestinos. Recientes anuncios de grupos de la resistencia iraquí, empero, dan cuenta de preparativos para apoyar a la población de Cisjordania a través de Jordania, sin que el rey Abdalá II pueda detenerlos.

Si se llegara a esta situación. la coalición gobernante en Israel debería optar entre negociar un acuerdo global que regule todas las relaciones de su país con Palestina y las naciones vecinas o arriesgar una guerra regional. Si opta por la primera alternativa, tan contraria a su política, perderá el gobierno. Si elige la segunda, aislará a Israel de la comunidad internacional, porque EE.UU. tampoco la podrá acompañar y sufrirá a la vez una derrota política y militar.

No sólo Israel enfrenta un dilema, también el liderazgo norteamericano está preocupado por la situación humanitaria en Gaza y por la revuelta de los jóvenes demócratas de quienes no puede prescindir en vísperas del año electoral. Es indudable que Biden aumentará su presión sobre Israel, para que llegue a un acuerdo duradero con los palestinos.

La influencia política y económica que las elites sionistas ejercen en EE.UU., Europa Occidental y otros países se basa en el supuesto de que su Estado es el único representante genuino de Occidente en Asia Occidental y de que es invencible. Sin embargo, el fracaso de la respuesta israelí ante la operación palestina del 7 de octubre descascara ese barniz de invulnerabilidad. Sus lobistas, representantes y aliados van a tener ahora que esforzarse mucho para justificar el trato privilegiado que reclaman en las relaciones internacionales. Quien hoy se identifique con Israel para hacer negocios o carrera política no habrá hecho una buena apuesta.

Las opiniones expresadas son responsabilidad exclusiva del autor/autora y no representan necesariamente la posición de la agencia TELAM y de Dossier Geopolitico

Después de más de un mes de iniciados los enfrentamientos en Gaza EE.UU. e Israel se han quedado sin un plan realista para salir de la crisis y se acercan a una gran derrota política y moral.

Por Eduardo Vior Analista Internacional que autoriza su publicacion en Dossier Geopolitico realizado para Agencia TELAM

A 32 días de comenzada la actual guerra en Gaza, con un ingente apoyo norteamericano Israel está demostrando su conocida superioridad militar, sin poder, empero, derrotar a los milicianos palestinos que controlan la Franja. Si bien Washington reta públicamente al gobierno de Benyamin Netanyahu, lo sigue pertrechando abundantemente y mandó a la región dos amenazantes grupos navales. Sin embargo, el pueblo israelí no parece entusiasmado por ir a una guerra sin metas ni tiempos previsibles y la opinión pública internacional se está apartando aceleradamente de Israel. Entre tanto, la población civil de Gaza es la víctima principal de este sangriento juego geopolítico. Pronto la presión interna e internacional se hará insostenible y los aliados en Washington y Tel Aviv deberán plantearse cómo salir del pantano en el que se han metido.

En el décimo día de reocupación de la Franja de Gaza las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), que ya en días anteriores cerraron el cerco en torno a la ciudad de Gaza (en el norte de la Franja), están procurando avanzar a lo largo de la costa, para cerrar completamente el cerco y evitar que los comandos palestinos ataquen Israel por mar. La operación está resultando sumamente costosa, porque los milicianos surgen a cada momento de la red de túneles, atacan a los blindados israelíes y vuelven rápidamente a sus refugios. El ejército israelí afirma haber dado muerte a algunos mandos del Movimiento de Resistencia Islámica Hamás, pero los combates se suceden sin pausa y ningún mando se ha rendido a las fuerzas atacantes.

Según fuentes palestinas, más de 900.000 civiles están todavía en la sitiada ciudad de Gaza sin atreverse a abandonarla por los riesgos de bombardeo que acechan en el camino. Más de 10.500 civiles, de los cuales 4.328 niños, han perdido la vida por los bombardeos. Por su parte, el Ministerio de Salud israelí informó que en un mes 7.262 heridos han llegado a los hospitales como consecuencia de la guerra. Un millón y medio de los 2,5 millones de habitantes  de la Franja han sido desplazados y debieron buscar refugio en escuelas, hospitales y templos religiosos de distintas confesiones que, no obstante, a menudo son bombardeados sin miramientos. El 46% de las muertes entre civiles se produjo en el sur del territorio, que según el gobierno israelí sería territorio seguro.

Mientras tanto, en El Cairo y en Catar se suceden las negociaciones para alcanzar un canje de rehenes israelíes por prisioneros palestinos, pero hasta ahora sin éxito. .El obstáculo principal es la negativa israelí a cesar las hostilidades durante tres días, para que se pueda realizar el intercambio.

En este escenario cruzado por rumores, versiones y declaraciones contrapuestas tuvieron una gran resonancia declaraciones que el ex primer ministro israelí Ehud Barak (1999-2001) hizo este martes al medio digital norteamericano Politico. Según el también ex ministro de Defensa, a Israel sólo le quedan unas semanas para eliminar a Hamás, ya que la opinión pública -sobre todo en Estados Unidos- se está inclinando rápidamente en contra de sus ataques contra Gaza. El político laborista también sugirió que una fuerza árabe multinacional podría tomar el control de Gaza después de la campaña militar, para preparar el regreso de la Autoridad Palestina de Mahmud Abbas como relevo de Hamás. No obstante, Barak subrayó que la vuelta a la diplomacia encaminada a la creación de un Estado palestino era una perspectiva muy remota.

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El dirigente observó también que en los últimos días había cambiado la retórica de los funcionarios estadounidenses, con un creciente coro de llamamientos a una pausa humanitaria. Le preocupa asimismo que esté disminuyendo la simpatía generada hacia Israel inmediatamente después del 7 de octubre, cuando las fuerzas unificadas de la resistencia palestina lanzaron el ataque terrorista más mortífero contra Israel en los 75 años de historia del Estado. “Se ve que la ventana se está cerrando. Tendremos que llegar a un acuerdo con las exigencias estadounidenses en las próximas dos o tres semanas, probablemente antes”.

Las declaraciones de Ehud Barak trasmiten la urgencia estadounidense, para que el ejército israelí liquide a Hamás y se retire de la Franja de Gaza. Oficialmente EE.UU. se opone a la reocupación israelí de la Franja, pero no quiere devolvérsela a Hamás que la gobierna desde 2007 por el voto democrático de los gazatíes. Habida cuenta, empero, del rechazo generalizado de la población a la Autoridad Palestina presidida por el octogenario Abbas por su entrega a Occidente y su corrupción, es ilusorio pensar que ésta pudiera volver a gobernar la Franja. La idea de que una fuerza militar árabe plurinacional lo haga transitoriamente, por otra parte, remite a los llamados “Acuerdos de Abraham” de 2020 entre Israel, Baréin y los Emiratos Árabes Unidos. A este proyecto de Donald Trump debía sumarse ahora Arabia Saudita, pero se retrajo inmediatamente después del 7 de octubre. En la situación actual tales acuerdos están en el freezer y tratar de reactivarlos es una ilusión.

Cualquier acercamiento árabe-israelí se ha hecho aún más impensable, después de que el domingo pasado la revista +972 Magazine difundió un documento del servicio de inteligencia israelí con un plan para Gaza. El documento propone al gobierno israelí tres opciones para terminar exitosamente la invasión a la Franja: “1) Derrocar al gobierno de Hamás y unificar a Gaza y Cisjordania bajo el gobierno de la Autoridad Palestina; 2) crear un nuevo Estado árabe independiente», es decir no palestino ni elegido por los palestinos, para gobernar la Franja bajo las directrices de Israel o 3) desplazar a la población no combatiente de la Franja hacia el norte de Sinaí”. Se trata de una región desértica bajo jurisdicción egipcia donde los palestinos desplazados serían hacinados en campamentos de refugiados. Según el documento de la inteligencia israelí, esta tercera opción es ‘la más viable’ y beneficiosa para los intereses a largo plazo» del Estado de Israel”. La idea de este plan es sencillamente despoblar la Franja de Gaza o, al menos, su mitad norte y anexarla a Israel. Significativamente, frente a la costa dela Franja comienza un gigantesco yacimiento submarino de gas que se extiende frente a Israel, Líbano y Siria hasta Chipre y Grecia.

Para poner en práctica cualquiera de las tres opciones, las FDI deberían derrotar tan decisivamente a las milicias palestinas que toda resistencia sea impensable por mucho tiempo. Sin embargo, sobre el terreno las cosas son diferentes. Según informan fuentes fiables, el sistema de túneles que construyó Hamás debajo de Gaza es a la vez una enorme obra de ingeniería y un desafío político y militar que Israel difícilmente pueda superar y, seguramente, no en el corto plazo y mucho menos con los escasos 320.000 efectivos que hoy tiene movilizados en todo el país.

La red de túneles construida por debajo de la Franja comenzó a extenderse desde 2007, cuando Hamás llegó al poder. Al principio eran rutas para el contrabando con Egipto e Israel, pero se transformaron en una fortaleza subterránea. El sistema de bunkers y pasajes de 2 m de ancho por 2 m de alto reforzados por concreto tiene una extensión total aproximada de 500 km a una profundidad que va de los 30 a los 70 metros. Hay un total de 1.300 pasadizos que conectan arsenales y alojamiento para tropas. El sistema subterráneo de Hamás cuenta con una red de comunicación por cable para evitar intercepciones, un acceso independiente a internet y sistemas de ventilación y energía autónomos alimentados con combustible. Al estar construidos en una de las zonas más densamente pobladas del mundo, este entramado subterráneo está montado por debajo de viviendas, escuelas, hospitales y zonas comerciales.

Hamas elaboró un sistema muy complejo de entradas y ventilación que se confunde con el entramado urbano. Hay una deliberada planificación, para mezclar el sistema de túneles con las zonas civiles y para hacer más difícil la tarea de neutralizarlos. Los centros de mando y arsenales están a 70 metros de profundidad. A excepción de algún artefacto atómico, no hay un arma capaz de llegar tan profundo. No hay en el arsenal israelí una bomba o misil convencional que pueda perforar tantos metros de tierra, el concreto de la superficie y el refuerzo de los túneles. Ni tampoco la cantidad suficiente para demoler 500 km de túneles.
La lógica indica, entonces, que se debe tomar el sistema subterráneo por asalto y por tierra, con una gran fuerza militar para controlar las entradas y al mismo tiempo combatir en la superficie. Sería una batalla simultánea en dos planos con un enorme costo en bajas militares y civiles. Es decir que al mismo tiempo Israel debería enfrentar una batalla urbana, tomar precauciones para evitar la mayor cantidad de bajas civiles que puedan ser usadas por la propaganda de Hamás y sus aliados e ir simultáneamente ubicando y tomando los sitios que conducen a los túneles. Una vez dentro de ellos, las tropas israelíes deberían enfrentar el desconocimiento del laberinto de corredores, sitios de derrumbe programados, minas, explosivos direccionales, espacios preparados para emboscadas, ataques suicidas, tramos que podrían ser inundados para frenar el avance, el riesgo para los 222 rehenes usados como escudos humanos y la seguridad de que su avance es monitoreado por cámaras instaladas en puntos clave.

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La conclusión es que, a pesar de que el primer ministro Benyamin Netanyahu insiste en que sus fuerzas ocuparán Gaza por un tiempo indefinido, Israel no puede conquistar la Franja y mucho menos ocuparla. En consecuencia, en algún momento va a tener que aceptar un alto el fuego y negociar políticamente.

Estados Unidos, Gran Bretaña e Israel especularon al principio de las hostilidades con la expansión de la guerra a toda la región. Para Washington el mejor escenario era que el Eje de la Resistencia (Irán, Hezbolá, Siria, las milicias chiítas iraquíes y los huti yemenitas) atacaran frontalmente a Israel y las tropas norteamericanas repartidas por toda la región. Entonces EE.UU. habría involucrado a Rusia en un segundo frente de guerra que ésta difícilmente soporte, habría comprometido a Irán, cuando se han levantado temporariamente las sanciones occidentales, y habría roto el frente árabe-iraní costosamente articulado por China. Para ello el Pentágono mandó al Mediterráneo Oriental y al Mar Rojo a dos potentes grupos navales. Pero los estrategas de la Casa Blanca no contaron con la visión de largo plazo del Ayatolá Jamenei y del secretario general de Hezbolá Sayed Nasralá.

Precisamente, sobre el discurso del líder libanés del pasado viernes 3 el analista israelí Nitzan Sadan comentó lo siguiente: “Ayer me di cuenta de que Abdel Nasser no puede compararse con el líder de Hezbolá. Gamal Abdel Nasser, a pesar de su inteligencia, cedió ante el entusiasmo y el populismo, se volvió imprudente y perdió la guerra con nosotros. En cuanto a Nasrallá, que podría haber ganado la popularidad de cientos de millones con una sola palabra, prefirió perder su popularidad, para lograr una victoria aplastante en el futuro. Este hombre es excepcional, es aterrador.”

Efectivamente, los líderes de Irán y Hezbolá dejaron sin aplicación a las enormes fuerzas estadounidenses en el Mediterráneo Oriental, el Mar Rojo y decenas de bases en toda la región. Si no hay extensión de la guerra y el ejército israelí no puede vencer a Hamás, pronto deberá acceder a un alto el fuego y negociar. Entonces, en algún momento no muy lejano deberá retirarse de la Franja. Será el instante en que estalle la crisis política interna, el gobierno sea depuesto y los israelíes tengan que ir nuevamente a las urnas en medio de una feroz fractura de la sociedad y la cultura del país.

La situación en Asia Occidental se ha transformado radicalmente. Ya no se trata de un conflicto nacional entre israelíes y palestinos. Israel se ha convertido en un país mesiánico que pretende expandirse indefinidamente en nombre del mandato bíblico. Consecuentemente, la causa palestina ha unificado a los pueblos de la región, musulmanes o no, árabes, turcos o persas. Al convertirse en un conflicto entre civilizaciones, la lucha por la independencia palestina se ha hecho ubicua, multidimensional y omnipresente.

La alianza antiisraelí tiene tiempo, porque tiene una población numerosa, convencida de la justeza de su lucha anticolonial y motivada. Además, tiene los recursos económicos, políticos, diplomáticos y militares para un enfrentamiento a largo plazo.
Occidente (e Israel como su puntal regional), por el contrario, sólo tiene la fuerza militar y no tiene tiempo, porque la competencia entre bloques lo acucia.

Los únicos que sólo cuentan con su dignidad y su capacidad de sacrificio son los pobladores de Gaza. A ellos corresponde la mayor dedicación humanitaria.

FUENTE: https://www.telam.com.ar/notas/202311/645921-las-ventanas-se-van-cerrando.html

¡EL IMPERIO OCCIDENTAL CRUJE Y MUERE SANGRIENTAMENTE! dice el director de Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele, en su columna del Club de La Pluma, y agrega que los conflictos de hoy día son parte del ajuste de cuentas de su propio sistema, a causa de los asuntos mal y falsamente cerrados entre los bandos vencedores de la Segunda Guerra Mundial, y luego ocultados mientras mantuvieron la supremacía mundial. Asuntos que vuelven al tapete ante el cambio total de un escenario que no tiene ninguna igualdad con aquella circunstancia. Y que por ello, la evidente crisis terminal de su imperio, que fue importante durante 5 siglos y dominante en los últimos 200 años, lo sentencia a sufrir las consecuencias del viejo proverbio: DE AQUELLOS BARROS, ESTOS LODOS. Semejante derrota estratégica arrastra hoy a los anglosajones y a los europeos, a una cruel, desesperada y fragmentada guerra híbrida global contra el  mundo ascendente del Sur Global, que le va ganando la batalla por la primacía del poder mundial.

AUDIO: 

Y enfatiza que esa es la verdadera razón -la de esconder tan histórico fracaso- por la que quieren hacernos creer que la guerra de Ucrania empezó en febrero del 2022, o que el holocausto palestino nació este 7 de octubre, o que la tensión en Taiwán es de apenas unos años, o que los conflictos de Oriente Medio son recientes, o que los levantamientos africanos contra Francia son una novedad, etc. Por el contrario, Pereyra Mele profundiza con datos y verdades demostradas, de que todas estas terribles tragedias son causas y consecuencias del histórico colonialismo depredador y totalitario del Imperialismo Occidental. Quién ahora, en su desesperada decadencia, pone a la humanidad frente a un futuro complicado y peligroso, precisamente porque si bien Occidente posee armas de destrucción masiva, la gran novedad -y la gran diferencia con el pasado- es que el Sur global también dispone de las mismas armas. Lo que nos obliga a no olvidar que las guerras son las principales parturientas de la historia.

Finalmente reitera que son aquellos barros los que hoy están transformando la historia, los que determinan el fin del ciclo de la dominación occidental y los que producen el gran cambio tectónico global, donde también entramos los latinoamericanos y fundamentalmente los americanos del Sur. Y que por lo tanto, es tiempo de asumirlo, de entenderlo y de participar en el mismo.

Eduardo Bonugli (Madrid, 29/10/23)

Por Sergio Rodríguez Gelfenstein

19 días de bestialidad nazi-sionista en Palestina y el mundo observa impasible como se comete un genocidio sin que los mecanismos del sistema internacional puedan evitar tal barbarie. Este acontecimiento ha hecho patente y reiterado la inoperabilidad del régimen tal como existe y la necesidad de cambiarlo.

La pandemia de COVID 19 mostró al mundo la incapacidad del sistema internacional para actuar unidos en contra de un enemigo común. Ello no fue posible porque se impuso la lógica capitalista de mercado y la mayor valía de la economía vista como necesidad de lucro y ganancia de las empresas por encima de la defensa de la salud y de la vida de los seres humanos. La ONU mostró total inoperancia al momento de enfrentar la pandemia. 

Dos años después, la operación militar de Rusia en Ucrania prolongó y profundizó el cáncer terminal que aqueja al gobierno mundial. El atlantismo como doctrina y el Atlántico como espacio donde se tomaban las decisiones más importantes del devenir político del planeta, está siendo superado por una red de alianzas y organizaciones que se desarrollan en el territorio euroasiático donde Estados Unidos no tiene mucho que decir habida cuenta de su vergonzosa huida de Afganistán y el fracaso de los golpes de Estado que intentó en Kirguistán (2020) y Kazajistán (2022).

Ahora son Rusia y China las que han construido un tejido de acuerdos en lo político, lo económico, lo financiero y en la seguridad en torno a la gran alianza que han creado estas dos potencias.  Expresión de esto son los BRICS 11, la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), la Unión Económica Euroasiática (UEEA), la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI),  la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC),  el Corredor Internacional de Transporte Norte-Sur (INTSC) y el Banco Asiático para Inversión en Infraestructuras (BAII) entre otros.

Todo esto hay que dimensionarlo temporalmente en un marco estratégico que quedó claramente delimitado por el presidente chino Xi Jinping cuando le dijo a su colega ruso Vladimir Putin en marzo pasado durante su visita a Moscú que se estaban “produciendo cambios nunca vistos en 100 años y [somos nosotros quienes] los estamos liderando”. En los hechos, en las últimas semanas ha contratado que mientras Estados Unidos hace acuerdos para sembrar el terror y la muerte, China está preocupada por el desarrollo, la paz y la cooperación internacional bajo el principio de ganar-ganar.

La incapacidad de Occidente para enfrentar exitosamente a favor de sus intereses el conflicto en Ucrania, ha prendido las alarmas hasta hacer que las angustias y tribulaciones que pudieron ser ocultadas en un primer momento, hoy salgan a la luz pública aderezadas con expresiones extravagantes de una pléyade de líderes ignorantes y mediocres como nunca antes se hubieran podido reunir.

La economía no funciona, las sanciones contra Rusia se han revertido afectando a una Europa que por decisión propia – y siguiendo los dictados de Washington- renunció a seguir consumiendo la energía barata y segura que le proporcionaba Moscú, que era pilar fundamental para su desarrollo industrial y para sostener su alto nivel de vida.

Por otra parte, la OTAN ha mostrado total incapacidad para enfrentar a Rusia, su economía de guerra no está a la altura. El propio hoy ex secretario de Defensa del Reino Unido, Ben Wallace expuso en julio pasado que la organización no podía seguir suministrando municiones en la medida de las necesidades de Ucrania porque “la alianza no se preparó adecuadamente para la posibilidad de una guerra terrestre prolongada en Europa tras décadas de relativa paz”.

Así mismo se ha hecho evidente el fracaso de la política de sanciones contra Rusia. Una investigación realizada por el New York Times en septiembre dio cuenta de que las restricciones comerciales de Washington y sus aliados no han sido del todo efectivas toda vez que “Rusia no solo ha conseguido eludir las penalizaciones occidentales que apuntan a su ejército, sino que está llevando la producción de proyectiles y vehículos a niveles superiores”.

En otro escenario estratégico del conflicto mundial, China sigue elevando los éxitos en su entorno a pesar de todos los esfuerzos que hace Estados Unidos para utilizar a Taiwán y a aquellos países que tienen diferendos limítrofes marítimos con China como instrumento de intervención para mantener una situación de tirantez permanente que justifique su presencia militar y sobre todo naval en la región a fin de inducir a los países del Asia- Pacífico y de Oceanía a incrementar las compras de armamento en Estados Unidos como vía de superación de su crisis económica a través de la reactivación de su industria militar.

Pero ante la situación creada en Ucrania, el Departamento de Defensa estadounidense informó que ya se ha visto obligado a retrasar el reabastecimiento de sus propias tropas, toda vez que de no hacerlo a tiempo se podría perjudicar la preparación de su ejército.

El Pentágono advirtió al Congreso estadounidense que se está quedando sin fondos para reemplazar las armas que ha enviado a Ucrania y que ya se ha visto obligado a retrasar el reabastecimiento de sus propias tropas.

Es en este marco que se produce la guerra en Palestina. Este es el 4to. nivel de análisis que debemos estudiar: la incidencia de este conflicto en el escenario global porque en el mundo de hoy es imposible suponer que ocurra algo en el planeta que no tenga incidencia en este nivel. 

Como dijimos en el primer artículo de esta entrega, la decisión de realizar las acciones del 7 de octubre le correspondieron única y exclusivamente a Hamas y se inscriben en la intención de esta organización de llevar la mirada del mundo al genocidio perpetuo que se libra contra el pueblo palestino desde 1948. No me voy a detener aquí a hacer juicios de valor sobre la ética de las acciones. No creo en la teoría de los dos demonios. Los que me conocen y me leen saben lo que pienso al respecto. La guerra es tal vez la más deleznable de todas las acciones vinculadas a la política y en esto me apego al juicio de nuestro Libertador Simón Bolívar quien nos enseñó que: “La guerra se debe hacer como la hacen los pueblos civilizados”. Que cada quien saque sus propias conclusiones. 

Volviendo al tema, quiero reiterar que no tengo ninguna duda que la acción del 7 de octubre no fue más que un ensayo general para medir fuerzas, cantidad, calidad y ubicación del enemigo. Pero también para auscultar las probables repercusiones que estas acciones puedan tener en el entorno inmediato, en el universo árabe y musulmán y en todo el mundo. 

En cualquier caso, lo ocurrido hasta ahora un punto de inflexión en el largo conflicto generado en 1948 por la ONU que, creada para la paz, se inauguró implantando una situación de guerra.  El 7 de octubre finalizó la paz relativa que Israel había establecido para sus colonos sobre la sangre de los palestinos. Nada volverá a ser igual. La política de colonización ilegal ha firmado su acta de defunción. Hasta el secretario general de la ONU Antonio Guterres habitualmente pusilánime y temeroso del poder de Occidente, lo tuvo que reconocer como causa del conflicto lo cual le valió que el embajador israelí ante Naciones Unidas solicitara su renuncia. 

En el plano internacional, no es posible mantenerse al margen: organizaciones y países tendrán que definirse. Eso que Estados Unidos ha dado en llamar “comunidad internacional”  que está formada por Washington y sus 53 aliados, una vez más, al igual que en Ucrania donde se pusieron de lado de los nazis, en Palestina se han colocado en la trinchera del sionismo. 

Esto es solo el inicio. Hoy se está a la espera de saber si Israel realizará su anunciada ofensiva terrestre en Gaza, lo cual podría desatar una guerra de dimensiones incalculadas que dejaría el conflicto en Ucrania como un paseo de fin de semana ante la magnitud y el impacto de los hechos que sobrevendrían. Las potencias lo saben. Ya Estados Unidos, Europa y sus acólitos han asumido una posición de apoyo irrestricto a Israel. Es más, Biden lo definió claramente como una «inversión inteligente» que, según sus palabras, brindará «dividendos». Su opinión, da a entender que el papel de Ucrania e Israel es el de poner los muertos para que Estados Unidos consiga sus objetivos a cambio de algunas migajas. 

De ahí que Israel haya aceptado retrasar su invasión a la Franja de Gaza para que Estados Unidos pueda llevar sistemas de defensa a la región. Se ha informado que el Pentágono se está apresurando a desplegar esta misma semana casi una docena de sistemas de defensa aérea , incluidos aquellos destinados a las tropas estadounidenses que prestan servicio en varios países de la región, para protegerlas de misiles y cohetes.

La preocupación principal de Estados Unidos ahora, es que en caso de que se desate la invasión terrestre israelí a Gaza, la situación podría escalar habida cuenta que Washington posee alrededor de 40.000 soldados en Asia Occidental en bases ubicadas en Siria, Irak, Kuwait, Jordania, Bahréin, Сatar, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Turquía y Omán. 

En particular, es factor de desasosiego superlativo la situación de la 5ta. Flota de la Armada estadounidense conformada por un Grupo de Batalla integrado por un portaaviones, sus buques de escolta, una Ala Aérea, un Grupo Anfibio y diversos buques auxiliares hasta completar 20 naves con un total de 16 mil efectivos. Esta flota, ubicada en Bahréin aproximadamente a 280 Km. de la costa iraní y a menos de un minuto de vuelo de los misiles hipersónicos Fattah que pueden viajar hasta a 15 veces la velocidad del sonido, teniendo un alcance de hasta 1.400 km. y frente a los cuales Estados Unidos no tiene ninguna tecnología que permita interceptarlos o destruirlos, sería presa fácil de la respuesta iraní a la agresión terrestre a Gaza.

De igual manera, los estrechos de Ormuz y Bab el Mandeb quedarían cubiertos por los misiles iraníes y, en este último caso también por los de Yemen, que cerrarían el Golfo Pérsico y el Mar Rojo a los supertanqueros que cargan el 40% del petróleo que se consume en el planeta. La debacle de la economía mundial sería inmediata toda vez que los precios del crudo se elevarían hasta precios inaccesibles para la gran mayoría de los países del mundo 

De ahí que el secretario de Estado Anthony Binken viajara dos veces a Israel, casi en simultáneo con el secretario de Defensa, Lloyd Austin y el propio presidente Joe Biden, todo en menos de una semana. La urgencia del hecho viene acentuada por la constatación de que el presidente de Estados Unidos se vio obligado a realizar un largo recorrido para estar solo 6 horas en Tel Aviv.  

En medio de esta desenfrenada actividad diplomática de Estados Unidos tratando de apagar incendios con gasolina, China realizó el tercer foro de la Nueva Ruta de la Seda con la asistencia de delegaciones de más de 140 países, varias de ellas presididas por jefes de Estado y/o gobierno que debatieron sobre la base  de que «China irá mejor si al resto del mundo va bien, y al resto del mundo le irá mejor siempre que China vaya bien» según lo manifestado por el presidente Xi Jinping durante el discurso inaugural del evento. 

Sobre el conflicto en Asia Occidental, Beijing desde hace tiempo fijo posición: “China apoya firmemente el establecimiento de un Estado independiente de Palestina, que goce de plena soberanía sobre la base de las fronteras de 1967 y con Jerusalén Oriental como su capital. China apoya a Palestina para que se convierta en miembro de pleno derecho de las Naciones Unidas”.

 A su vez, Rusia ha expresado su grave preocupación por la escalada de violencia entre palestinos e israelíes. Su postura que definen como “principal y coherente” es que este conflicto “que dura ya 75 años, no tiene solución por la fuerza y solo puede ser solucionado por medios político-diplomáticos mediante el establecimiento de un proceso de negociaciones de pleno formato sobre la base conocida del derecho internacional que estipula la creación del Estado palestino independiente en las fronteras del año 1967, con Jerusalén Este como su capital, el cual viva en paz y seguridad con Israel”, 

En este contexto, como ha dicho el analista internacional brasileño Pepe Escobar: “Después de su sorprendente ataque […] un Hamás inteligente ya ha conseguido más influencia negociadora que la autoridad palestina durante décadas. Es significativo que, si bien las conversaciones de paz cuentan con el apoyo de China, Rusia, Turkiye, Arabia Saudí y Egipto, Tel Aviv se niega. Netanyahu está obsesionado con arrasar Gaza, pero si eso sucede, una guerra regional más amplia es casi inevitable”.

Así mismo debe considerarse que a partir del 1° de enero, tres de los más importantes países musulmanes, Arabia Saudí, Egipto e Irán comenzarán a formar del grupo BRICS 11, de igual manera que los Emiratos Árabes Unidos creando una correlación de fuerzas muy positiva en apoyo a la lucha del pueblo palestino.

La situación creada ha llevado a consecuencias imprevisibles hace solo unas semanas. En este sentido, a pesar de que las conversaciones entre Arabia Saudí e Israel para establecer relaciones estaban bastante avanzadas, las mismas parecen haberse “congelado” después de las acciones del 7 de octubre. Un funcionario diplomático saudí informó que su país “ha decidido suspender el debate sobre la posible normalización [con Israel] y ha informado a los funcionarios estadounidenses». Vale decir que pese a las presiones de Washington a Riad para que esta condenara el ataque de Hamas, la monarquía wahabita se negó a hacerlo.  

En otro ámbito, el pasado 13 de octubre el gobierno catarí anunció que estaba dispuesto a cortar las exportaciones de gas natural al resto del mundo en apoyo a Palestina. El emir Sheikh Tamim ibn Hamad Al Thani jefe de Estado de Catar fue contundente y directo al decir que:  «Si no cesa el bombardeo de Gaza, cortaremos el suministro de gas al mundo«, agregando mayor incertidumbre al futuro económico del planeta. Vale decir que Catar es el sexto productor más importante del mundo al tiempo que posee la tercera mayor reserva de gas.

En este contexto, no se puede obviar en el análisis, la gira del canciller iraní Hossein Amir Abdollahian por la región. Al finalizar la misma, informó que existía la posibilidad de que se abrieran otros frentes contra Israel en medio de su actual conflicto con Palestina. En todo caso, el ministro persa dejó en claro que sería la Resistencia la que tomaría la decisión final sobre lo que llamó “la hora cero” para cualquier acción en caso de continuación de la agresión de Israel contra Gaza.

Amir alertó en el sentido de que si hubiera dilación” por parte de la comunidad internacional, de Naciones Unidas y de los activistas que apoyan el belicismo del régimen sionista “la respuesta se dará en el momento oportuno y adecuado para la Resistencia. Siendo determinante para “cambiar el mapa actual de los territorios ocupados”. 

Esta idea fue ratificada por el líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Hoseiní Jameneí quien advirtió el pasado 17 de octubre que si los crímenes [de Israel] continúan, “los musulmanes y las fuerzas de resistencia perderán la paciencia y nadie podrá detenerlos

En este marco, el 19 de octubre, un vocero de Hezbollah afirmó que su organización estará en el centro de la batalla en curso. Además de las 12 operaciones llevadas a cabo contra posiciones fronterizas israelíes con la Palestina ocupada desde el lanzamiento de la ofensiva israelí contra la Franja de Gaza, Hezbollah participa en la sala de operaciones conjuntas de las facciones de la resistencia palestina que están trabajando “juntas de forma continua e intensa y se coordinan entre sí” después de acordar los pasos a seguir para enfrentar al enemigo sionista en  los dos frentes palestino y libanés para lo cual se encuentran intercambiando información. Así mismo, dieron a conocer que todas las acciones sobre el terreno son decididas en esta sala de operaciones teniendo en cuenta los hechos y los enfoques políticos.

Estará por verse si Israel finalmente lanza su ofensiva terrestre sobre Gaza, y cuál será la respuesta del Eje de la Resistencia y del mundo musulmán en apoyo al pueblo palestino. Ello señalará el derrotero de este conflicto y el futuro del planeta, habida cuenta de la total inoperancia de la ONU que se ha marginada de su responsabilidad de tomar decisiones que conduzcan a impedir y evitar  que este genocidio se siga produciendo.

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Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de Dossier Geopolitico

Escrito por Redacción Pagina Norte Tucuman Argentina

Israel-Palestina, una guerra que cada día va descubriendo lo mas terrible de su faz. La ONU, un organismo cada vez más devaluado, además de los diferentes países que condenaron abierta y fervientemente el ataque terrorista de Hamás, observan con igual horror el desarrollo de un conflicto que tiene como rehenes y víctimas a toda la población de Gaza.

Complejo escenario en una pequeña franja de territorio densamente poblada que es asediada permanente por bombardeos Israelí; los últimos acontecimientos generados por los continuos ataques sufridos por los habitantes de Gaza hizo que esa zona ya convulsionada del planeta se sienta como una brasa encendida en el tablero de la Geopolítica.
En «TARDE A TARDE» por la Radio de la Universidad Nacional de Tucumán y paginanorte.com.ar, habló de esta situación el especialista en Geopolítica y Director de «Dossier Geopolítico» Licenciado Carlos Pereyra Mele.

FUENTE PAGINA NORTE:

https://paginanorte.com.ar/index.php/internacional/item/8604-la-venganza-principal-impulsora-de-la-guerra

CAMBIO DE PARADIGMA EN PALESTINA (2)

por Thierry Meyssan


Era el aspecto más importante de la Operación Diluvio de Al-Aqsa, pero no lo notamos. El ataque contra Israel no fue una exclusividad de los yihadistas del Hamas. Fue una acción conjunta de cuatro grupos armados. Es la primera vez, desde hace 50 años, que los palestinos de Gaza se unen en una acción conjunta.
Nos guste o no, llegan a su fin los largos años de indiferencia occidental ante los sufrimientos de los palestinos. Ahora habrá que comenzar a aplicar el Derecho Internacional.

Este artículo da continuación al titulado: «Cambio de paradigma en Palestina», 10 de octubre de 2023.

En el artículo que escribí la semana pasada, basándome en los despachos de agencias de prensa occidentales y árabes, ya pasados por el filtro de la censura militar israelí, el ataque del 7 de octubre de 2023 contra Israel, la Operación Diluvio de Al-Aqsa, se describe como una acción del Hamas. Pero no fue el Hamas el único participante. La decisión de realizar la operación fue tomada por un centro de mando unitario de la resistencia palestina. El Hamas, que fue ampliamente el principal componente, aportó la mayor cantidad de hombres pero también participaron otros tres grupos de la resistencia palestina:
1) la Yihad Islámica (grupo khomeinista, de confesión sunnita),
2) el Frente Popular de Liberación de Palestina (marxista)
3) y el Frente Popular de Liberación de Palestina-Comando General (FPLP-CG).
La prensa occidental resaltó los crímenes cometidos por algunos de los atacantes, pero “omitió” la actitud respetuosa de los demás. Al tratar de verificar las informaciones iniciales resultó que las acusaciones sobre supuestas violaciones y alegaciones sobre decapitaciones de bebés no eran más que propaganda. No es nuevo, ni sorprendente, el comportamiento parcializado de ese periodismo “tuerto” y mendaz.

Esta nueva precisión modifica la interpretación de lo sucedido. Ya no se trata de una operación yihadista organizada por la rama palestina de la Hermandad Musulmana sino de un ataque conjunto de los palestinos de Gaza. Sólo el movimiento Al-Fatha, que se mantiene alejado de los grupos antes mencionados, no participó en la acción.

El objetivo de la operación no era «matar judíos», aunque así lo hicieron algunos yihadistas del Hamas [1] –los israelíes contabilizan 2 700 muertos en total–, sino tomar prisioneros, civiles y militares, para canjearlos por los árabes presos en las cárceles israelíes de alta seguridad. Los israelíes capturados no son necesariamente combatientes, también hay civiles. Todos fueron sacados de los lugares donde se hallaban sin darles la posibilidad de vestirse, para recordar cómo trató el ejército de Israel a los prisioneros egipcios al final de la Guerra de los Seis Días.

En todo caso, es importante recordar que el conflicto israelo-palestino no es una guerra clásica entre dos Estados –Israel no ha definido sus fronteras y Palestina no es un Estado reconocido– sino un enfrentamiento entre dos poblaciones. Se trata de una situación muy particular en la que los palestinos no están representados por un Estado y los israelíes tienen responsabilidades adicionales como potencia ocupante.

Además, todo sucede después de que el Consejo de Cooperación del Golfo, el Grupo de los 77, la Liga Árabe, la Organización de la Cooperación Islámica y China solicitaron, el pasado 15 de mayo, a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) la suspensión de la membresía de Israel hasta que el Estado hebreo se decida a respetar sus compromisos [2].

1- ¿La Operación Diluvio de Al-Aqsa sorprendió a Israel?

Aunque el gobierno de coalición de Benyamin Netanyahu afirma que la operación palestina sorprendió a Israel, eso no es cierto. El ataque estaba planificado desde de los enfrentamientos registrados en mayo de 2021.

 Según CNN, el Hamas entrenó a sus hombres, específicamente para esta operación, a lo largo de año y medio y prácticamente a la vista de los militares israelíes [3]. El Hamas construyó en Gaza 6 campos de entrenamiento, donde incluso rodó videos de propaganda, que fueron publicados varias semanas antes del ataque [4].

 En marzo pasado, el Hamas envió a Rusia una importante delegación, cuyos miembros hicieron saber al ministro ruso de Exteriores, Serguei Lavrov, que la paciencia del movimiento había llegado a su límite y que su cólera estaba «en marcha».

También este mismo año, Irán organizó una serie de discusiones entre las diversas fuerzas que se oponen a Israel en la región: el Hezbollah libanés, la Yihad Islámica y el Hamas. Esas discusiones tuvieron lugar en Beirut, la capital libanesa, bajo la presidencia del general Ismail Qaani, comandante de la fuerza al-Qods de los Guardianes de la Revolución iraníes. Los encuentros se organizaron para reconciliar a los grupos participantes, que antes se habían enfrentado en el campo de batalla, tanto en Gaza como en Siria. Aquellas reuniones se hicieron públicas, en mayo pasado, y la prensa libanesa mencionó incluso la preparación de la operación conjunta del 7 de octubre. En conclusión, Irán hizo posible la reconciliación entre las facciones palestinas.

 El 30 de septiembre, el director de la inteligencia de Egipto, Kamel Abbas, telefoneó personalmente al primer ministro israelí, Benyamin Netanyahu, para prevenirlo sobre la inminencia de una gran operación del Hamas contra Israel [5]. Las autoridades de Egipto, país que lucha contra la Hermandad Musulmana, sentían inquietud al ver que el Hamas, rama palestina de la cofradía, se preparaba a la vista de Israel.

 El 5 de octubre, la CIA también advirtió al Mosad sobre la inminencia de la operación de la resistencia palestina, operación cuya envergadura consideraba tan grande que inquietaba a los especialistas de la agencia estadounidense. Sin embargo, según afirma el New York Times, los informes de la CIA al Mosad no mencionaban las nuevas técnicas de combate que la resistencia palestina finalmente utilizó. Sólo entonces los servicios de inteligencia israelíes se reunieron para evaluar la amenaza. El Shin Beit (contraespionaje) y el AMAN (la inteligencia militar) participaron en esa reunión.

Todo lo anterior indica que el primer ministro Benyamin Netanyahu y su oficina mintieron a sus conciudadanos cuando afirmaron que el Hamas los “sorprendió”.

2- ¿Por qué el gobierno de Israel permitió la muerte de sus conciudadanos?

Hay más de una hipótesis. Veamos 4 de ellas:

 Los colonos instalados ilegalmente en Cisjordania están sobrerrepresentados en el actual gobierno israelí de coalición… y permanecieron sordos y ciegos ante los preparativos que se desarrollaban en Gaza.

 El jefe del gobierno de coalición gubernamental, Benyamin Netanyahu, fiel a la ideología de su padre Benzion Netanyahu y del mentor de este último, el ucraniano Zeev Jabotinski, está empeñado en acabar con la presencia palestina, tanto en Gaza como en Cisjordania, en aplicación de la fórmula «Una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra».

 El propio Netanyahu espera realizar su viejo proyecto de guerra contra Irán, y la operación sería el pretexto idóneo para iniciar ese conflicto, con la esperanza de extender la influencia de Israel en el Medio Oriente.

 Los discípulos estadounidenses del fascista alemán Leo Strauss esperan dar continuación a lo que ya comenzaron en Ucrania y utilizarían la operación palestina como pretexto para justificar una ampliación de la guerra contra Rusia.

Esas 4 hipótesis no se excluyen entre sí. Tampoco son exhaustivas.

3- La comparación con el 11 de septiembre de 2001

Los dirigentes israelíes están comparando el ataque del Hamas con los atentados realizados el 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington. Con esa comparación buscan resaltar el comportamiento bárbaro del adversario y hacer ver que el bando del Bien fue atacado por sorpresa, con lo cual ellos mismos justificarían las subsiguientes guerras.

Esa comparación se basa en el hecho que el Hamas se presenta a sí mismo como la rama palestina de la Hermandad Musulmana y que el presunto promotor del 11 de septiembre, Osama ben Laden, fue formado por Mohammad Qutb, el hermano de sangre del pensador de la cofradía, Sayyid Qutb.

Pero esa comparación no se sostiene. Es imposible que al-Qaeda perpetrara los atentados del 11 de septiembre. Las autoridades estadounidenses nunca pudieron responder a las objeciones que expuse públicamente [6] sobre su versión oficial. Y desde entonces han aparecido nuevos elementos que contradicen la versión oficial de la administración del presidente George W. Bush. Hoy en día, el 54% de los estadounidense no cree la versión de la Comisión Investigadora presidencial.

Además, si bien todavía no se sabe con certeza quién organizó los atentados del 11 de septiembre, sí se ha logrado identificar un grupo implicado: el Proyecto para el Nuevo Siglo Estadounidense (PNAC por sus siglas en inglés). Y uno de los principales miembros del PNAC, el tristemente célebre Elliott Abrams, es precisamente el organizador del cambio de régimen que Benyamin Netanyahu ha logrado implementar en Israel y que la oposición israelí califica hoy de «golpe de Estado» [7].

Dado el siniestro historial de Elliott Abrams –implicado en el genocidio organizado en Guatemala contra la población maya por el terrorista israelí Yitzhak Shamir y el general guatemalteco Efraín Ríos Montt [8], condenado en Estados Unidos por haber mentido al Congreso [9] y por su papel en el escandalo Irán-Contras)– es muy razonable que nos interroguemos sobre el papel que ese personaje ha podido desempeñar en la evidente pasividad del actual gobierno israelí ante la preparación del ataque del Hamas.

En julio pasado, el presidente “demócrata” Joe Biden incluyó al controvertido Elliott Abrams (republicano) en la comisión consultativa bipartidista de Estados Unidos sobre la “diplomacia pública”, que en realidad se encarga de supervisar la propaganda estadounidense a través del mundo.

4- ¿Quién armó al Hamas?

Una operación tan sofisticada el Diluvio de Al-Aqsa exige medios y datos de inteligencia que sólo un Estado tiene a su alcance. Los atacantes utilizaron armas fabricadas en Estados Unidos, en la desaparecida Unión Soviética y en Corea del Norte, armas que circulan en Líbano y en Palestina.

Hasta ahora se han formulado 3 hipótesis:

• La hipótesis de una responsabilidad iraní no se sostiene debido al acuerdo histórico entre el fundador de la Hermandad Musulmana, Hassan al-Banna, y el imam Khomeini, el fundador de la República Islámica de Irán. De hecho, ese país ha desmentido con vehemencia, en la ONU, toda implicación iraní en el ataque contra Israel. Sin embargo, esa es la teoría que defiende el ya mencionado Elliott Abrams [10]. Irán no es responsable del Diluvio de Al-Aqsa sino de la reconciliación entre las facciones palestinas.

• La hipótesis sobre una supuesta responsabilidad rusa no se apoya en ninguna prueba. Lo máximo que puede decirse en ese sentido es que el conflicto en Palestina puede absorber recursos que las potencias occidentales podrían dedicar a Ucrania, lo cual redundaría en beneficio de la operación militar especial rusa. También provocaría un alza de los precios de los hidrocarburos, lo cual favorecería a Moscú.
Pero la realidad es que Rusia no dispone de medios para implicarse en un nuevo frente mientras lucha en el frente ucraniano. Además, Moscú ha luchado constantemente, desde la creación misma de la Federación Rusa, contra los grupos armados vinculados a la Hermandad Musulmana. Sin embargo, esa es la teoría que el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, expuso ante los ministros de Defensa de los 31 países miembros de la OTAN, reunidos en Bruselas el 11 de octubre [11]. El ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, intervino por videoconferencia en el mismo sentido [12].

• La hipótesis que sí se sostiene es la de la responsabilidad turca. Además de que el presidente turco Recep Tayyip Erdogan organizó en Turquía el último congreso del Hamas, los principales dirigentes del Hamas residen actualmente en Turquía, como algunos dirigentes de la Hermandad Musulmana, también distribuidos entre el Reino Unido y Qatar.
Sabiendo que la CIA estadounidense seguía los preparativos de la operación del Hamas, el secretario de Estado Antony Blinken se comunicó telefónicamente con el ministro de Exteriores de Turquía –y ex jefe de los servicios secretos turcos–, Hakan Fidan, en la noche del 6 al 7 de octubre [13], o sea precisamente mientras que el Hamas iniciaba su ataque y antes de que el ejército israelí “se despertara”.
Blinken telefoneó después a los ministros de Exteriores de Israel y de Palestina e inmediatamente volvió a llamar, por segunda vez, al ministro turco [14], a quien llamaría todavía una vez más, la tercera [15].
Finalmente, durante la reunión de los ministros de Defensa de la OTAN, el secretario de Defensa, Lloyd Austin, reveló que Estados Unidos ha solicitado a Turquía que intervenga para obtener la liberación de los rehenes estadounidenses, pero no precisó si esa solicitud se hizo antes o después del envío del grupo naval estadounidense encabezado por el portaviones USS Gerald Ford.

5- ¿Qué dice el derecho internacional sobre el diferendo israelo-palestino?

Según Naciones Unidas, los palestinos tienen derecho a crear un Estado soberano dentro de las fronteras de 1967, Estado cuya capital sería Jerusalén-este. Esa fórmula implica que:
• El Estado palestino tiene derecho a disponer de un ejército propio, lo que Israel rechaza de plano;
• habría que restituir al Estado palestino los terrenos de las colonias judías instauradas después de 1967 y el este de Jerusalén;
• todos los palestinos tendrían derecho a regresar a Israel y a establecerse en los lugares de donde ellos o sus familias fueron expulsados;
• Israel tendría que indemnizar a los palestinos cuyos bienes fueron recuperados por el Estado hebreo o destruidos.

Según Naciones Unidas, los israelíes tienen derecho a un Estado soberano dentro de las fronteras de 1967, Estado cuya capital sería el Jerusalén-oeste. Eso implica que:
• Israel tiene derecho a disponer de su propio ejército (ya lo tiene);
• los terrenos de las colonias judías instauradas después de 1967 y Jerusalén-este tendrían que ser restituidos al Estado palestino (no sería imposible que israelíes siguiesen viviendo allí pero sería como extranjeros).
• Israel tendría que conceder el derecho de residencia a todos los palestinos expulsados en 1948 o a los descendientes de los expulsados que soliciten ese derecho (derecho al retorno). Israel tendría además que restituirles sus bienes o indemnizarlos.

Inicialmente, los dos Estados (Palestina e Israel) formarían parte de un Estado supranacional binacional, donde cada ciudadano dispondría de un voto en condiciones de igualdad. Por ahora, eso es evidentemente imposible. Podría plantearse la posibilidad de desplegar de una fuerza internacional de paz e interposición entre los dos Estados (Israel y Palestina). Eso también parece difícil, en primer lugar, porque nadie querrá ser parte de esa fuerza y, además, porque no es lo que las Naciones Unidas habían previsto originalmente. La ONU tenía previsto el despliegue de observadores del mantenimiento de la paz, no de una fuerza militar de interposición. Finalmente, también sería posible plantear la desmilitarización de los dos Estados, aportándoles garantías de que nunca serían agredidos por sus vecinos.

Como todos pueden ver, la aplicación del Derecho Internacional implicaría considerables pérdidas de territorios y de bienes para Israel mientras que Palestina no estaría renunciando a cosas materiales sino a sus reclamos. Pero ese es el precio de la justicia y de la paz.

6- ¿Cuál es la reacción de Israel?

La coalición gubernamental de Benyamin Netanyahu, que incluye supremacistas judíos perfectamente comparables a los supremacistas musulmanes del Hamas, modificó en agosto las leyes fundamentales de Israel, que es un Estado sin Constitución. Los observadores, principalmente la prensa estadounidense, opinan que al suprimir la independencia del sistema de justicia, el gobierno de Netanyahu procedió a un «golpe de Estado». Desde entonces, gigantescas manifestaciones de protesta han sacudido Israel, durante meses.

Ante el ataque proveniente de Gaza, Israel sólo puede sobrevivir unificando su clase dirigente. Al solicitarle Netanyahu que se uniera a un gobierno de unión nacional, el ex primer ministro Yair Lapid puso como condición la dimisión de los ministros supremacistas judíos. Hay que recordar que, desde que son miembros del gobierno, el ministro de Seguridad Interior, Itamar Ben-Gvir, y el ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, han respaldado 3 pogromos contra los árabes, incluyendo el de Huwarrah [16]. Pero, el general Benny Ganz, ex ministro de Defensa, no planteó esa condición. En definitiva, Netanyahu decidió incluir a Lapid y a Ganz en su gobierno pero sin revocar a los supremacistas judíos, sólo creó un “consejo de guerra” que no incluye a los supremacistas.

Es entonces cuando entra en juego la censura militar israelí, y lo hace con tanta fuerza que la ministro de Información, Distel Atbaryan, dimite en plena guerra.

Por ahora se desconoce la composición exacta de ese “consejo de guerra”, cuyas deliberaciones están siendo particularmente acaloradas. Sólo se sabe que hay grandes desacuerdos entre el ministro de Defensa, el general Yoav Gallant, y su predecesor, el general Benny Ganz. Sus posiciones son tan opuestas que el primer ministro Netanyahu metió en el “consejo de guerra” al general Gadi Eizenkot, partidario de los bombardeos masivos contra la población civil, para que participe en las deliberaciones como “observador”.

También se recurre a la censura militar para evitar a toda costa que los israelíes –y el resto del mundo– conozcan las reacciones de los diferentes actores ante la pasividad de Netanyahu frente a los avisos exteriores sobre la preparación de la Operación Diluvio de Al-Aqsa. Nadie sabe tampoco qué decisiones puede haber tomado el “consejo de guerra”. Ni el mismísimo presidente de Israel, Isaac Herzog conoce actualmente el contenido o los resultados de las deliberaciones del “consejo de guerra” creado por Netanyahu.

En esos debates se ha hablado al parecer de expulsar hacia Egipto o de masacrar a los 2 millones de habitantes de Gaza. Es por eso que el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, viajó urgentemente a Tel Aviv, posiblemente como portador de un llamado a la calma.

7- ¿Cómo podrían evolucionar las cosas?

El Derecho Internacional reconoce el derecho del Estado israelí a defenderse ante el ataque. Eso es lo que hizo durante 5 días al perseguir y eliminar a los combatientes que habían penetrado en Israel. Posteriormente, Israel inició el asedio de Gaza, mientras que sus fuerzas armadas bombardeaban la ciudad de Gaza, pero no el sur de la franja de Gaza. Esa operación israelí viola nuevamente el derecho internacional. Es comprensible que Israel tenga derecho a perseguir y eliminar los combatientes palestinos, pero imponer un asedio de corte medieval a la franja de Gaza y bombardear indiscriminadamente las casas e instalaciones civiles de ese territorio son actos criminales. Durante una conferencia de prensa pudo verse que el presidente de Israel, Isaac Herzog, no sabe en este momento qué tipo de acción están preparando sus fuerzas armadas.

Utilizando como referencia la posición de Liga Árabe desde la Guerra de los Seis Días, Egipto ha cerrado su frontera con la franja de Gaza. La intención de la Liga Árabe es de apoyo a los reclamos palestinos y por esa razón se niega a todo desplazamiento de población y a la naturalización de los posibles desplazados. Y el gobierno de Egipto se niega a asumir la responsabilidad de recibir en suelo egipcio 2 millones de migrantes… sobre todo si entre ellos hay miembros del Hamas, rama palestina de la Hermandad Musulmana, que esta prohibida en Egipto.

La concentración de fuerzas militares alrededor de la franja de Gaza hace pensar que el ejército israelí se prepara para ocupar nuevamente ese territorio palestino, lo cual sería una violación del Derecho Internacional. Y una guerra israelí de naturaleza contrainsurgente sería, per se, un crimen de guerra.

Por su parte, Estados Unidos ya está enviando a Israel armas y municiones. Washington llama el gobierno israelí a dar muestras de contención. Pero el Pentágono ordenó el despliegue, frente a la costa de la franja de Gaza, de un primer grupo naval –el portaviones USS Gerald Ford, el crucero lanzamisiles USS Normandy y 4 destructores lanzamisiles, el USS Thomas Hudner, el USS Ramage, el USS Carney y el USS Roosevelt– y luego anunció la llegada de un segundo grupo naval estadounidense –el portaviones USS Eisenhower, el crucero lanzamisiles USS Philippine Sea y otros 3 destructores lanzamisiles, el USS Laboon, el USS Mason y e USS Gravely.

Parece imposible que Israel logre concretar el proyecto de Zeev Jabotinski, consistente en vaciar por la fuerza la franja de Gaza de sus 2 millones de habitantes, sin que se produzca algún tipo de intervención internacional, comenzando por la del Hezbollah libanés. Lo más probable, es que el ejército israelí acabe viéndose obligado a retirarse.

Thierry Meyssan

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Textos de referencia

Résolution 181 de l’Assemblée générale de l’ONU (29 de noviembre de 1947): plan de partage de la Palestine.
Résolution 194 de l’Assemblée générale de l’ONU (11 de diciembre de 1948): droit inaliénable au retour des Palestiniens.
Résolution 237 du Conseil de sécurité de l’ONU (14 de junio de 1967): retour des réfugiés palestiniens.
Résolution 242 du Conseil de sécurité de l’ONU (22 de noviembre de 1967): illégalité de l’occupation des territoires envahis lors de la guerre de 1967.
Résolution 2649 de l’Assemblée générale de l’ONU (30 de noviembre de 1970): légitimité de la lutte des peuples assujettis pour recouvrir leurs droits par tous les moyens.
Résolution 338 du Conseil de sécurité de l’ONU (22 de octubre de 1973): cessez le feu à l’issue de la guerre de 1973.
Résolution 3236 de l’Assemblée générale de l’ONU (22 de noviembre de 1974): droits inaliénables du peuple palestinien.
Résolution 3379 de l’Assemblée générale de l’ONU (10 de noviembre de 1975): qualification du sionisme.
Résolution 3240/B de l’Assemblée générale de l’ONU (2 de diciembre de 1977) : journée de solidarité avec le peuple palestinien.
Accord de Camp David (17 de septiembre de 1978): préparation de la paix séparée israélo-égyptienne.
Résolution 446 du Conseil de sécurité de l’ONU (22 de marzo de 1979): illégalité des colonies de peuplement dans les Territoires occupés.
Résolution 478 du Conseil de sécurité de l’ONU (20 de agosto de 1980): illégalité de l’annexion de Jérusalem
Résolution 46/86 de l’Assemblée générale de l’ONU (16 de diciembre de 1991): retrait de la qualification du sionisme.
Accord d’Oslo (13 de septiembre de 1993).
Rapport Mitchell (21 de mayo de 2001).
Résolution 1397 du Conseil de sécurité (13 de marzo de 2002): appel à la création d’un État palestinien.
Initiative de paix arabe présentée par le prince Abdullah bin Abdul-Aziz (27-28 de marzo de 2003): solution à deux États.
Feuille de route du Quartet (30 de abril de 2003).
Les 14 réserves israéliennes à la feuille de route (25 de mayo de 2003).
Lettre d’Ariel Sharon à George W. Bush (14 de abril de 2004).
Lettre de George W. Bush à Ariel Sharon (14 de abril de 2004): reconnaissance des territoires conquis par Israël.
Résolution ES-10/15 de l’Assemblée générale de l’ONU (20 de julio de 2004): illégalité du Mur construit dans les Territoires occupés.
Déclaration israélo-palestinienne d’Annapolis (27 de noviembre de 2007).

[1] «’Top secret’ Hamas documents show that terrorists intentionally targeted elementary schools and a youth center», Anna Schecter, NBC, 13 de octubre de 2023.

[2] «La Autoridad Palestina solicita a la ONU la suspensión de Israel por no respetar sus compromisos», Voltaire, Actualidad Internacional, N°41, 19 de mayo de 2023.

[3] “Hamas militants trained for its deadly attack in plain sight and less than a mile from Israel’s heavily fortified border», Paul P. Murphy, Tara John, Brent Swails y Oren Liebermann, CNN, 12 de octubre de 2023; “Hamas propaganda videos reveal stunning details leading up to attack on Israel”, Anderson Cooper 360, CNN, 13 de octubre de 2023.

[4] “Hamas practiced in plain sight, posting video of mock attack weeks before border breach”, Canadian Press, 13 de octubre de 2023.

[5] “Egyptian General Intelligence Director supposedly warned Netanyahu about ’something fierce from Gaza’”, Smadar Perry, YNetNews, 10 de octubre de 2023; “What went wrong? Questions emerge over Israel’s intelligence prowess after Hamas attack”, Tia Goldenberg, Associated Press, 9 de octubre de 2023.

[6] L’Effroyable imposture suivi du Pentagate, Thierry Meyssan, Demi-Lune, 2002.

[7] “The U.S. Right-wing Group Behind a Conservative Legal Revolution in Israel”, Nettanel Slyomovics, Ha’arets, 30 de enero de 2023; «Le coup d’État des straussiens en Israël», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 7 de marzo de 2023.

[8] “Israeli Connection Not Just Guns for Guatemala”, George Black, NACLA Report on the Americas, 17:3, pp. 43-45, DOI: 10.1080/10714839.1983.11723592

[9] The El Mozote Massacre: Human Rights And Global Implications, Leigh Binford, University of Arizona Press, 2016.

[10] “The Hamas Attack on Israel Couldn’t Have Happened Without Iran”, Elliott Abrams, Newsweek, 12 de octubre de 2023.

[11] “In Brussels, Volodymyr Zelenskyy called on world leaders to support the people of Israel”, Presidencia de Ucrania, 11 de octubre de 2023.

[12] «Déclaration du secrétaire général de l’OTAN: “Israël n’est pas seul”», Organización del Tratado del Atlántico Norte, 12 de octubre de 2023.

[13] “Secretary Blinken’s Call with Turkish Foreign Minister Fidan”, Departamento de Estado, 6 de octubre de 2023.

[14] “Secretary Blinken’s Call with Turkish Foreign Minister Fidan”, Departamento de Estado, 7 de octubre de 2023.

[15] “Secretary Blinken’s Call with Turkish Foreign Minister Fidan”, Departamento de Estado, 8 de octubre de 2023.

[16] «400 colonos israelíes invaden una localidad palestina», Voltaire, Actualidad Internacional – N°30, 3 de marzo de 2023.

Las opiniones expresadas en este artículo no reflejan necesariamente las de Dossier Geopolitico.

CAMBIO DE PARADIGMA EN PALESTINA (I)

por Thierry Meyssan


El sangriento conflicto iniciado en la Palestina geográfica se produce luego de 75 años de injusticias igualmente sangrientas. A la luz del Derecho Internacional, los palestinos tienen derecho –tanto como el deber– de oponer resistencia a la ocupación israelí. Los israelíes, por su parte, tienen igualmente derecho a responder a la agresión. Al mismo tiempo, nosotros tenemos, todos, la responsabilidad de ayudar a resolver las injusticias que sufren las dos partes, lo cual no quiere decir que apoyemos las crueldades y venganzas que cometen algunos individuos de ambos bandos.
Por otro lado, el apoyo que merecen los pueblos palestino e israelí, no debe conducir a la impunidad de sus dirigentes respectivos por los crímenes que hayan cometido, como tampoco debe traducirse en impunidad para las potencias que los manipulan.

El Medio Oriente es un universo inestable donde numerosos grupos se enfrentan entre sí para tratar de sobrevivir. De manera muy simplista, en Occidente se cree que la población de esa región se compone de judíos, cristianos y musulmanes. Como siempre, la realidad es mucho más compleja.

Cada una de las religiones que existen en el Medio Oriente se compone a su vez de una multitud de denominaciones muy diversas. Por ejemplo, los occidentales están conscientes de que en Europa y en el Magreb los cristianos pueden ser católicos, ortodoxos o protestantes. Pero, en el Medio Oriente, hay decenas y decenas de iglesias diferentes y lo mismo sucede entre los judíos y los musulmanes.

Cada vez que una de esas piezas modifica su “posición”, todos los demás grupos se ven obligados a reposicionarse. Es por eso que quienes en algún momento fueron aliados quizás podrían convertirse en los enemigos de mañana, mientras que los enemigos de hoy quizás fueron ayer aliados. A lo largo de los siglos, cada una de esas partes ha sido alguna vez tanto víctima como verdugo. Los extranjeros que viajan al Medio Oriente se reconocen a priori en las personas que tienen más o menos la misma cultura que ellas o que pertenecen a su misma confesión, pero ignoran la historia de esos grupos poblacionales y no están preparadas para asumirla.

Si realmente queremos promover la paz, no debemos escuchar únicamente a aquellos de quienes nos sentimos más cercanos. Tenemos que admitir que la paz exige que se solucionen no sólo las injusticias que causan sufrimiento a nuestros amigos. También hay que hacer desaparecer las injusticias que hacen sufrir a nuestros enemigos.

Pero no es eso lo que hacemos espontáneamente. Por ejemplo, en Francia, hace meses que oímos única y exclusivamente el punto de vista de ciertos ucranianos en contra de los rusos, el punto de vista de algunos armenios sobre los azerbaiyanos y en este momento sólo oímos el punto de vista de ciertos israelíes frente a los palestinos.

Tampoco debemos olvidar que, entre las múltiples fuentes de información que utilizamos como referencia, tenemos que distinguir las que defienden sus intereses materiales inmediatos, las que defienden su patria y las que defienden principios. Y no es fácil percibir esas diferencias cuando se complican las cosas con referencias a grupos que en realidad no son religiosos sino teocráticos. Los teócratas no defienden ningún principio superior, lo que hacen es utilizar una jerga religiosa para vencer.

Después de dejar sentados esos principios básicos, pasemos ahora a los hechos.

El Hamas palestino atacó Israel, el 7 de octubre de 2023, a las 6 de la mañana, o sea en ocasión del 50º aniversario de la “Guerra de octubre de 1973”, conocida en Occidente bajo la denominación israelí de “Guerra del Yom Kippur”. En 1973, Egipto y Siria iniciaron un ataque sorpresivo contra Israel para ayudar a los palestinos. Pero el gobierno de Israel, puesto sobre aviso por la monarquía jordana y respaldado por Washington, logró derrotar los ejércitos árabes. El entonces presidente egipcio, Annuar el-Sadat, traicionó a los árabes y Siria perdió el Golán.

La operación actual de los palestinos simultaneó un diluvio de cohetes, destinado a saturar el sistema israelí de defensa Cúpula de Hierro, y 22 ataques terrestres en territorio israelí. Por primera vez en Palestina, los lanzamientos de cohetes apuntaron a centros de mando israelíes para favorecer las acciones de los comandos terrestres. Y esas acciones terrestres tuvieron como objetivo la captura de rehenes para obtener a cambio la liberación de los 1 256 prisiones palestinos que se hallan en cárceles israelíes de alta seguridad. Las infiltraciones palestinas se realizaron por todas las vías, terrestre, marítima e incluso aérea –con el uso de parapentes motorizados en este último caso.

La preparación de toda la operación palestina, o sea la obtención de datos de inteligencia, la formación de al menos un millar de comandos y el traslado del armamento y de los medios necesarios, tienen que haber requerido meses o quizás años de trabajo. Sin embargo, cegados por un sentimiento de superioridad –evidentemente excesivo e injustificado–, los mandos israelíes y sus aliados occidentales no vieron venir lo que acaba de suceder, a pesar de que toda la operación fue planificada por Mohammad Daif, el jefe de operaciones del Hamas, quien, desaparecido desde hace 2 años, reapareció ahora junto al vocero del Hamas, «Abou Obaida».

Habiendo logrado detectar los cohetes, pero incapaz de destruirlos todos, Israel recibió los impactos de al menos 3 000 de los 7 000 proyectiles lanzados. Las redes sociales y los canales de televisión árabes mostraron que el Hamas se apoderó de varios blindados y al menos del paso fronterizo del oeste de la franja de Gaza. Miembros del Hamas atacaron también una rave-party en Kibbutz Re’im, donde al menos 280 participantes fueron violados y masacrados. En todas partes, el Hamas secuestró gran cantidad de personas, incluso generales, y sus hombres penetraron en varias localidades israelíes disparando contra los habitantes. Se cuentan al menos 700 muertos y 2 200 heridos graves del lado israelí y el doble entre los palestinos.

Esta es la acción palestina más importante de los últimos 50 años.

Lo que hoy sucede es el resultado de 75 años de opresión y de violación del Derecho Internacional. Durante todo ese tiempo, Israel ha violado decenas de resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU, sin que se adoptaran sanciones contra ese país. Israel es un Estado que se ha situado fuera del derecho, que no ha vacilado en sobornar o asesinar a casi todos los dirigentes políticos palestinos. Israel ha impedido deliberadamente el desarrollo económico de los territorios palestinos, favoreciendo al mismo tiempo la creación de un Estado palestino separado al que controla parcialmente.

La frustración y los sufrimientos acumulados durante 75 años se traducen en los comportamientos violentos y crueles de algunos palestinos, conscientes de que la “comunidad internacional” los ha abandonado desde hace mucho.

Pero los tiempos cambian. La mayoría de los países miembros de la ONU, que han podido comprobar en Siria y en Ucrania la victoria de Rusia y el fracaso militar de las potencias occidentales, ya no bajan la cabeza ante Estados Unidos. En ocasión del aniversario de la autoproclamación de la independencia de Israel y de la masacre y la expulsión de los palestinos (la Nakba), la Asamblea General de la ONU reafirmó que el Derecho Internacional no está del lado de los israelíes sino del lado de los palestinos. Lo cual no impide reconocer que el Hamas comete crímenes de guerra.

Ambos bandos se ven hoy en una situación sin salida. Al cabo 3 cuartos de siglo de crímenes, Israel ya no puede reclamar gran cosa. La población israelí está dividida. Durante los últimos meses, los sionistas negacionistas –o sea, los discípulos del ucraniano Zeev Jabotinsky, nacido en Odesa, en octubre de 1880, y fallecido en Nueva York, en agosto de 1940–, partidarios del supremacismo judío, lograron tomar el poder en Tel Aviv, a pesar de la oposición de una corta mayoría de la población israelí y de gigantescas manifestaciones. La juventud de Israel aspira a vivir en paz, se niega a portar las armas con el ejército de Israel para abusar de los árabes… pero las toman para defender sus familias y un país en el que ya no creen.

A la luz del derecho, los palestinos han conformado un Estado, que ahora tiene estatus de observador en Naciones Unidas. Al morir su líder histórico, Yaser Arafat, Mahmud Abbas fue electo presidente de ese Estado. Después de la victoria del Hamas en las elecciones legislativas de 2007, y ante la imposibilidad de lograr que Occidente aceptara un gobierno del Hamas, los palestinos lucharon entre sí en una guerra civil. Como resultado de aquel conflicto fratricida, Cisjordania vive bajo el gobierno de Al-Fatah, el partido laico creado por Yaser Arafat, pero Mahmud Abbas y sus más cercanos colaboradores reciben financiamiento de Estados Unidos, de la Unión Europea y de… Israel, mientras que la franja de Gaza es gobernada por el Hamas, la rama palestina de la Hermandad Musulmana. Los gobernantes de Gaza son individuos que no ven en el islam una forma de espiritualidad sino un arma de conquista, son asalariados, principalmente, del Reino Unido, de Qatar, de Israel, de Turquía, Irán y la Unión Europea. Estos dos bandos palestinos han bloqueado la realización de nuevas elecciones durante los 16 últimos años. Sus dirigentes viven en un lujo que contrasta con las condiciones de miseria que caracterizan la situación de su pueblo.

En el momento de su creación, el Hamas estaba financiado por el Reino Unido y tuvo el apoyo de los servicios secretos de Israel, deseoso de utilizarlo para debilitar el movimiento creado por Yaser Arafat. Israel asesinó después al líder religioso del Hamas, el jeque Yasin, y más tarde utilizó de nuevo al Hamas para eliminar a los dirigentes de la resistencia palestina marxista. En Siria, hombres del Hamas, guiados por agentes del Mosad israelí y por yihadistas de al-Qaeda atacaron en 2012 el campamento palestino de Yarmuk, al principio de la guerra contra la República Árabe Siria [1]. Ahora, en 2023, el Hamas lucha nuevamente contra Israel, su aliado de ayer.

Mohammad Daif se dio a conocer como fundador de las brigadas Izz al-Din al-Qassam. Como todos los miembros de la Hermandad Musulmana, este personaje es un supremacista islámico. Las brigadas que creó Daif llevan el nombre de Izz al-Din al-Qassam (1882-1935), quien se opuso al mandato francés en Líbano y al mandato británico en Palestina. A pesar de su antisemitismo, no está relacionado con el antiguo muftí de Jerusalén, Amin al-Husseini, quien fue aliado de los nazis. En 2010, Mohammad Daif escribía: «Las Brigada Izz ad-Din al-Qassam (…) están mejor preparadas para continuar en nuestra vía exclusiva, donde no hay alternativa, y [esa vía] es el camino de la yihad y la lucha contra los enemigos de la nación y de la humanidad musulmana (…) Decimos a nuestros enemigos, ustedes marchan por el camino de la extinción [zawal] y Palestina seguirá siendo nuestra, incluyendo Al Qods [Jerusalén], Al-Aqsa [la mezquita], sus ciudades y pueblos del mar [el Mediterráneo], el río [Jordán] del norte al sur. Ustedes no tienen derecho ni a una sola pulgada de esto.» Mohammad Daif no es un militar sino un especialista en tomas de rehenes. El objetivo de su operación no es liberar Palestina sino capturar rehenes.

Mientras la salud del presidente Mahmud Abbas se debilita, Al-Fatah está dividido en 3 facciones militares:
1) la facción de Fathi Abou al-Ardat, el jefe de la seguridad nacional;
2) la de Mohammad Abdel Hamid Issa (alias «Lino»), jefe del grupo Kifah al-Mussallah (La Lucha Armada), que es parte de la corriente de Mohamed Dallan, el ex jefe de la inteligencia palestina que asesinó a Yaser Arafat, y que hoy cuenta con el apoyo de Emiratos Árabes Unidos;
3) la facción de Mounir Maqdah, quien se ha acercado al Hamas, a Qatar, a Turquía y a Irán, después de haber sido el jefe militar de Al-Fatah,

El mes pasado esas 3 facciones se enfrentaron juntas a las de los islamistas del Hamas, de Jund el-Cham y de al-Chabab al-Moslem –estos últimos son dos grupos yihadistas que lucharon contra la República Árabe Siria, del lado de la OTAN y de Israel. Los enfrentamientos tomaron la forma de encarnizados combates en el campamento de Ain el-Heloué (sur del Líbano). Al principio interpretamos aquellos combates como similares a los que se desarrollaron, en 2007, en Nahr el-Bared (norte del Líbano) [2], antes de darnos cuenta de que en realidad están vinculados con la agonía de Mahmud Abbas [3].

Hace 75 años que los sucesivos gobiernos de Israel vienen haciendo todo lo posible contra el reconocimiento de la igualdad entre judíos y árabes. Desde el Llamado de Ginebra, Israel promueve «la solución de los dos Estados», o sea el plan colonial de último minuto de Lord William Peel, plan que los británicos nunca lograron imponer en el terreno –en 1937– ni en las Naciones Unidas –en 1948. Sólo los marxistas del Frente Popular de Liberación de Palestina (FPLP) siguen predicando en el desierto, proponiendo la creación de un Estado único en cuyo seno cada persona dispondría de un voto, en condiciones de igualdad [4].

Ante lo que él ve como una “invasión” palestina, aunque desde el punto de vista de los palestinos se trata en realidad de un “regreso a casa”, el primer ministro israelí Benyamin Netanyahu promete la victoria.

Pero, ¿en qué consistiría esa “victoria”? Matar a todos los combatientes del Hamas no resolverá 75 años de injusticia. Los hijos de los muertos de hoy retomarán la antorcha, como ellos recogieron antes la que habían llevado sus padres.

Para concretar su objetivo, Netanyahu tendría que reunificar primero a los israelíes que él mismo dividió. Como hizo Golda Meir durante la Guerra de los Seis Días, en junio de 1967, Netanyahu tendría que lograr que la oposición se uniese a su gobierno. Por ahora, ya se reunió con Yair Lapid y con el general Benny Gantz. Pero Lapid planteó como condición que los supremacistas judíos Bezalel Smotrich e Itamar Ben-Gvir, salgan del gobierno, o sea que el primer ministro Netanyahu abandone su proyecto y que se separe de sus padrinos [5], los strausianos de la administración Biden [6]

Los dirigentes del Hamas han exhortado todos los refugiados palestinos que se hallan en el extranjero, a todos los árabes y todos los musulmanes a unirse a su lucha. Cuando se habla de los refugiados palestinos, eso quiere decir, en primer lugar, la mayoría de la población de Jordania y gran parte de la población libanesa. Cuando se habla de los árabes, eso quiere decir el Hezbollah libanés y Siria, dos fuerzas que han restablecido vínculos con el Hamas durante los últimos meses. Los musulmanes, eso quiere decir Irán y Turquía.

Por el momento, sólo han respondido a ese llamado la organización Yihad Islámica, o sea Irán, y los diferentes grupos de la resistencia en Cisjordania.

El Wall Street Journal afirma que Irán está dirigiendo el Hamas. Pero no es así. Esa afirmación del diario estadounidense pasa por alto el hecho que el fundador de la Hermandad Musulmana, Hassan El-Banna, y el fallecido fundador de la República Islámica de Irán, el ayatola Khomeini, llegaron en su momento a un acuerdo histórico en el que establecían sus propias zonas de influencia en el mundo musulmán y se comprometieron a no intervenir significativamente en la esfera de influencia de su contraparte. Teherán reafirma constantemente su apoyo a los palestinos pero la Yihad Islámica es su única forma de acción concreta en Palestina.

Los dirigentes políticos del Hamas viven actualmente en Turquía, bajo la protección de los servicios secretos turcos. Es Ankara quien pilotea el Hamas y la operación “Diluvio de Al-Aqsa”. El 8 de octubre, al inaugurar una iglesia ortodoxa siriaca, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, declaró en tono meloso: «El establecimiento de la tranquilidad, de una paz duradera y de la estabilidad en la región mediante la solución de la cuestión palestina de manera conforme con el derecho internacional es la prioridad absoluta en la que nos concentramos en las entrevistas con nuestros homólogos (…) Desgraciadamente, los palestinos y los israelíes, así como todo el conjunto de la región, están pagando el precio del retraso en hacer justicia (…) Agregar leña al fuego no será provechoso para nadie, incluyendo a los civiles de ambas bandos. Turquía está dispuesta a hacer su parte, con lo mejor de sus capacidades, para poner fin a los combates lo más rápidamente posible y atenuar la creciente tensión provocada por los recientes incidentes.»

Ankara ha optado por desatar esta nueva guerra justo después del fin de la República de Artsaj, en Azerbaiyán, y mientras envía material militar a Rusia, burlando las medidas coercitivas unilaterales de Estados Unidos. Eso hace pensar que los diplomáticos turcos ya no temen a Washington, a pesar de que Estados Unidos trató de asesinar al presidente Erdogan, en 2016. En cuanto termine esta operación, Turquía iniciará otra, contra los kurdos, en Siria y en Irak.

Si el Hezbollah entra en escena, Israel no podrá rechazar el ataque por sí solo y únicamente podría sobrevivir con el apoyo militar de Estados Unidos. Pero la opinión pública estadounidense ya no apoya a Israel… y el Pentágono carece ahora de los medios que necesitaría para defenderlo, lo cual es una de las tantas consecuencias de la guerra en Ucrania. Estados Unidos ya no logra fabricar suficientes municiones para sus aliados ucranianos –incluso ha tenido que recurrir a las reservas almacenadas en Israel. Ya vació sus arsenales.

Durante las primeras horas del conflicto, el Hezbollah lanzó algunos cohetes hacia las Granjas de Shebaa, el territorio libanés en disputa entre Líbano e Israel, mostrando así su apoyo a la resistencia palestina, según la retórica de la llamada «unidad de los frentes». Pero el Hezbollah no entró en guerra porque desconfía del Hamas, al que tuvo combatir en Siria y cuya ideología no comparte.

Todos los dirigentes occidentales han asegurado que condenan los actos terroristas del Hamas y que apoyan a Israel. Esos dirigentes occidentales nada hicieron en el pasado por resolver las injusticias en Palestina y las “posiciones de principio” que hoy pregonan a voz en cuello demuestran que tampoco lo harán esta vez.

Por su parte, Rusia y China, negándose a tomar partido por los palestinos o por los israelíes, no han llamado a mantener las reglas occidentales sino a que se respete el Derecho Internacional.

El mundo se encuentra frente a una situación en la que todos los actores han saboteado deliberadamente, y por adelantado, cada posible solución, lo cual hace que hoy sea casi imposible evitar que todo termine en un baño de sangre.

Thierry Meyssan

ANEXOS

[1] «Agentes del Mossad en la fuerza de al-Qaeda que atacó el campamento palestino de Yarmuk», Red Voltaire, 1º de enero de 2013.

[2] «Enfrentamientos entre palestinos en Líbano» Voltaire, Actualidad Internacional, Nº 52, 15 de septiembre de 2023.

[3] «En busca de un sucesor para Mahmud Abbas», Voltaire, Actualidad Internacional, Nº 54, 29 de septiembre de 2023.

[4] «Georges Habache et la Résistance palestinienne», por Thierry Meyssan, Réseau Voltaire, 27 de enero de 2008.

[5] «El golpe de Estado de los straussianos en Israel», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 7 de marzo de 2023.

[6] Leo Strauss era a un fascista judío alemán y sionista revisionista y logró reunirse en Nueva York con su ídolo, Zeev Jabotinsky, en presencia de Benzion Netanyahu, el padre del actual primer ministro de Israel. NdlR.

Las opiniones expresadas en este artículo no reflejan necesariamente las de Dossier Geopolitico.

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