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[Heinz Dieterich remite a Dossier Geopolitico sus preocupaciones en 9 puntos para que nos repensemos el futuro de nuestra región de América del Sur y Caribe, en este periodo convulso y complicado que transcurrimos para enfrentar el futuro, con alguna posibilidad  y frenar la africanización a la cual se nos condena desde hace 80 años  y para lo cual debemos tener un pensamiento auténticamente y genuinamente estratégico original o ser basura de la historia.]

1. La Gran Mentira de la Democracia 

Se supone que Estados Unidos sea una democracia. NOSOTROS, EL PUEBLO —We the People–  proclama ostentosamente el documento fundacional del país, la Constitución,  el espíritu democrático de sus founding fathers. Se supone también, que una democracia sea el gobierno del pueblo y que el órgano principal que representa y ejecuta la voluntad y soberanía popular sea el Congreso (diputados y senadores). 

Aplicar esta métrica a la pretensión democrática de Washington lleva, sin embargo, a un resultado sorprendente y, al mismo tiempo, traumático. El perfil del Congreso refuta contundentemente su imagen propagandística mundial. Esta democracia liberal burguesa, la primera de la historia, ya ni siquiera cumple con los elementos materiales más básicos de una democracia (demos, pueblo; krátos, poder). 

Hoy día, no es más que un régimen oligárquico-plutocrática en configuración de Teocracia Nuclear Imperialista, con avanzada lobotomización cultural de masas y clases medias (perception management) vía el chamanismo “evangélico”, el analfabetismo científico (scientific illiteracy) y el control digital (TV, redes sociales) de las mentes.

La verdad objetiva (ciencia), el demos (pueblo) y el trabajo manual están virtualmente ausentes de la conducción hegemónica de la nación.

2. La Mayoría no decide

Destacados intelectuales estadounidenses como C. Wright Mills en The Power Elite (1956); Noam Chomsky en The Washington Connection and Third World Fascism (1979) y William Appleman Williams en Empire as a Way of Life (1980), ya habían demostrado en el pasado que la democracia estadounidense no era más que una fábula: un fake news propagandístico sistémico.

Martin Gilens y Benjamin Page de Princeton y Northwestern University retomaron recientemente (2014) el tema de “Who really rules (in America)?”. Investigaron a los decisores finales de 1,779 iniciativas de ley presentadas en el Congreso entre 1981 y 2002, para medir la influencia que tienen los ciudadanos ricos (“affluent”), los pobres (“poor”) y los de ingreso medio (“in the middle of the income distribution”), sobre la política pública del país. 

Su conclusión fue: «Economic elites and organized groups representing business interests have substantial independent impacts on U.S. government policy, while average citizens and mass-based interest groups have little or no independent influence…In the United States, our findings indicate, the majority does not rule — at least not in the causal sense of actually determining policy outcomes”. (Énfasis H.D.)

3. La Teocracia Precientífica

Hace tres semanas (5/8/2021), el U.S. Congressional Research Service (CRS) presentó más datos oficiales sobre quiénes manejan las riendas de poder en la superpotencia capitalista nuclear. Un auténtico Who is Who de NOSOTROS, EL PUEBLO.

Según datos del prestigioso Pew Research Center on Religion and Public Life, que estudia la afiliación religiosa de representantes (diputados) y senadores, y preguntas directas del CRS a los miembros del 117º Congreso  (2021-22), el 97% (sic) de los miembros reportaron una afiliación directa con una religión específica.

55,4% de los miembros (236) en la Cámara  y el 58% (58) de los miembros del Senado son protestantes, con Bautista como la denominación más frecuente, seguida por Metodista; el 29,8% de los miembros (134 en la Cámara, 24 en el Senado) son católicos; el 6,3% de los miembros (25 en la Cámara, 9 en el Senado) son judíos; el 1,7% de los miembros (6 en la Cámara de Representantes, 3 en el Senado) son mormones (Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días); 2 son budistas (1 y 1); 3 diputados son mahometanos; 2 son hindúes; otras afiliaciones religiosas representadas incluían la Ortodoxia griega, la Pentecostal Christian, la Unitarian Universalist, y la Adventista.

En resumen, casi la totalidad de los diputados y senadores del máximo órgano legislativo de la democracia estadunidense se identifican con uno de los tres sistemas monoteístas totalitarios pre-científicos y anti-democráticos, que dominan el mundo: el cristianismo evangélico-católico, el islam y el judaísmo (https://crsreports.congress.gov R46705).

4. La Democracia de Castas

En cuanto a las categorías ocupacionales (occupational categories) enumeradas con mayor frecuencia por los representantes de We the People, el sesgo estadístico clasista es igualmente aterrador. Las tres áreas de procedencia profesional mencionadas, en orden de importancia, son: 

1. Public Service/Politics:  297 diputados y 64 senadores;

2. Business:                         273 diputados y 47 senadores;

3. Law:                                 175 diputados y 57 senadores;

Al detallarse más la procedencia profesional de esos políticos queda evidente que el sistema es incestuoso, de castas. Casi la mitad de los senadores (47%) provienen del parlamento (House service); 38 fueron alcaldes; 7 sacerdotes; 23 gobernadores y vicegobernadores; 7 fiscales generales estatales; 8 secretarios de estado; 16 jueces; 38 fiscales; 238 habían sido diputados anteriormente; 83 exempleados (staff) del Congreso; 21 expertos en relaciones públicas; 8 ejecutivos de compañías de software; 38 consultants; 4 venture capitalists; 16 banqueros o ejecutivos de bancos; 27 representantes de los cárteles inmobiliarios (real estate); 8 de la industria de construcción; 18 agentes o ejecutivos de seguros y 7 de securities (instrumentos financieros); 27 farmers, ranchers o cattle farm owners; 14 miembros de la reserva militar y Guardia Nacional.

En cuanto a la formación científica, 36,6% de los miembros de la Cámara (161) y 53% de los miembros del Senado (53) tienen títulos de abogacía, mientras que la presencia de científicos es casi cero. Cuando Carl Sagan dijo, que “Thomas Jefferson (1801-1809) era probablemente el último presidente estadounidense que no era un analfabeta científico” (The Demon-Haunted World), tenía plena razón. 

Da escalofríos pensar que la principal superpotencia nuclear y económica del mundo está en manos del oscurantismo tribal monoteizado y de la ignorancia medieval pre-racional.

5. Afganistán y la destrucción del Mundo

Con un Congreso incestuoso (endogámico), compuesto por servidores y lacayos de grandes corporaciones y aparatos políticos, sin trabajadores manuales ni científicos éticos, no sorprende el caótico colapso del imperialismo en Afganistán.

El régimen estadounidense, carcomido totalmente por los intereses del Gran Capital y del Oscurantismo sistémico, sin control por el bien público (common good), ya no construye nada. Al contrario, en su creciente entropía destruye todo a su paso. Con el debacle del gobierno de Biden en Afganistán  –en parte ineptitud, en parte conspiración del complejo militar-industrial y de los Republicanos para ganar los midterm elections de noviembre 2022, como indica la actual política de los mainstream media, que desde 9/11 son aparatos de propaganda incondicionales de ese complejo de poder— la Teocracia Nuclear Imperialista (TNI) se acerca otro paso más hacia un eventual régimen clerical-neofascista con un retorno triunfante de Trump en 2024. En su ocaso, el sistema imperial amenaza a arrastrar al mundo entero hacia el abismo nuclear y climático.

6. Termodinámica imperialista

Los planificadores estratégicos del American Century, reunidos en el Think Tank estratégico más importante de la política exterior estadounidense creado en 1947 por George F. Kennan, el Policy Planning Staff (PPS) del Departamento de Estado, concibieron como precondición del futuro sistema global dominado por Washington, que África fuera una neo-colonia del imperialismo europeo, mientras que: América Latina, el Indo-Pacífico y el Medio Oriente serían neo-colonias exclusivas de Washington. Asia Central, el centro del continente más importante, Eurasia, sería una zona de influencia a arrebatar a la URSS y hoy, China.

Esa repartición mundial planeada de forma ordenada por el imperialismo, se da ahora en forma caótica, debido a que el principal atractor del sistema (Washington) ha perdido su capacidad de ordenamiento global. Vivimos, mutatis mutandis, la Segunda Ley de la Termodinámica del Imperialismo contemporáneo, que deja inviable e ingobernable a las configuraciones históricas que se conocen como América Latina y África. Se intensifica la tendencia entrópica del sistema global, que probablemente termine en un apocalipsis nuclear y/o ecológico.  

7. La Desaparición de América Latina

Una breve mirada sobre América Latina y el Caribe –desde los peleles del imperialismo corporativo-militarista-evangélico estadounidense Bolsonaro y Pedro Castillo; hasta la dictadura militar de Maduro, que ha convertido a Venezuela en una nueva Haití; la izquierda travesti del Cono Sur (con el perdón de los travestis) y la tiranía bicentenaria colombiana– revela, que con contadas excepciones, América Latina se ha vuelto una región inviable e ingobernable. 

Una segunda África, que para el sistema global sólo tiene cuatro consideraciones:

1. Suministro seguro de materias primas;

2. Protección del mercado consumo de clases medias y altas;

3. Bloqueo de todo desarrollo nacional no autorizado por Washington;

4. Ventajas comparativas en la competencia geo-estratégica con China, Rusia y la Unión Europea. Bajo esa lógica operativa, América Latina –al igual que la Amazonia– se ha convertido de un paraíso potencial en un páramo, en gran medida inhabitable, ingobernable y sin futuro real. 

Este proceso lleva casi 80 años. Inició con la última gran oportunidad de desarrollo latinoamericano emancipador de post-guerra (1945), vinculada a las narrativas del New Deal y The Four Freedoms, para después ser destruida sistemáticamente por el terrorismo de Estado imperial-oligárquico, a partir de Árbenz (1954) y Perón (1955).

8. La Patria Grande africana

Hoy día, a diferencia de los años cincuenta, América Latina carece de todas las condiciones necesarias para una refundación de la Patria Grande. No cuenta con sujetos de desarrollo como: universidades de excelencia; partidos políticos no-venales; sindicatos clasistas insobornables; movimientos de masas con conciencia política; intelligentsia crítica y patriótica; juventud libertadora, no atrapada por las pendejadas propagandísticas narcisistas, divisivas y trivializadoras (p.e., LGBTQ) de la social identity theory manipuladora de las redes; sin Estados eficaces y gobiernos creadores de conciencia; sin tecnologías de punta;  sin presidentes científicamente formados y con visión estratégica, y así, ad infinitum. Tal es la destrucción, que el subcontinente carece de virtualmente todos los elementos necesarios para cambiar la situación distópica actual hacia un desarrollo semejante al de China.

9. Covid: la Hora de la Verdad

Todo el dramatismo de la situación se refleja en la debacle de las grandes universidades y centros de investigación públicos ante la tragedia del Covid-19. ¿Qué han aportado en los veinte meses del combate a la pandemia la anteriormente gloriosa Universidad de Buenos Aires (UBA), la Universidad de Sao Paulo (USP) y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)? Nada, que merezca la pena mencionarse.

En los años sesenta esas universidades fueron centros de creatividad, cientificidad nacional e identidad. Hoy día son grandes burocracias improductivas bajo el control de oligopolios académico-políticos, que no producen conocimientos objetivos novedosos y son intocables para los gobiernos reformistas, como demostraron los proyectos socialcristianos de Hugo Chávez en Venezuela y el de López Obrador en México. 

La pequeña Cuba socialista bloqueada (¡!) ya ha producido 20 millones de dosis de su primera vacuna contra el virus: la Abdala del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB), que cuenta con una eficacia del 92,2% (¡!). También está avanzando otros candidatos prometedores y hace co-investigación y producción con Vietnam y China.

 ¿Hace falta alguna métrica más para demostrar el estado distópico en que se encuentra la América Latina de hoy?

¡James Monroe y Adolf Hitler han de estar en algún lugar, riéndose!

Las ideas argumentos y análisis expuestos, son responsabilidad de sus autores y no necesariamente coinciden con el criterio de Dossier Geopolitico

La academia deberá reconocer al justicialismo como lo que es, una categoría del pensamiento político moderno, poseedor de una filosofía, una teoría política y un cuerpo doctrinario que debe y merece ser estudiado, como se hace ya en algunas universidades europeas y estadounidenses.

Peron: A lo largo de su trayectoria política, habló y escribió incansablemente

Por Claudia Peiró

En cada etapa, explicó todo: sus motivaciones, su método, sus objetivos.

¿Cómo se entiende que en las universidades argentinas no se lea a Perón? Para admirarlo o para criticarlo; para imitarlo o para denostarlo. Para entender. Pero no, no se lo lee, ni siquiera para conocerlo.

Entre las muchas críticas que el escritor y periodista Rodolfo Walsh les hizo a los jefes montoneros una iba dirigida a lo que consideraba una falencia de su pensamiento, «un déficit de historicidad». Cuestionaba que se privilegiara el estudio de «las lecciones de la historia en que la clase obrera toma el poder» y que se desdeñara «aquellas otras en que el poder es tomado por la aristocracia, por la burguesía». Y que se privilegiaran las lecciones y experiencias de otros países. «La toma del poder en la Argentina debería ser, sin embargo, nuestro principal tema de estudio».

Pues bien, Perón facilitó las cosas porque permanentemente explicó lo que hacía.

A modo de ejemplo, en el video que acompaña esta nota, puede verse cómo, desde Madrid, en el año 1971, Perón explicaba, frente a las cámaras de Fernando Solanas y Octavio Getino, cuál había sido su estrategia para llegar al poder en el período que va de 1943 a 1945, su programa de gobierno y cómo lo fue desarrollando en los años siguientes. El film documental que resultó de esa charla se llama «La Revolución Justicialista».

El extracto publicado aquí se limita al primer tramo: su participación en el movimiento militar del 43 que, vale recordar, vino a poner fin a una etapa de fraude cínicamente llamado «patriótico»; su apuesta a construir poder desde el entonces Consejo del Trabajo, sus diferencias posteriores con los otros miembros del gobierno -que se resistían a llamar a elecciones-, su arresto en la isla Martín García y el 17 de octubre.

Hace algunos años, le preguntaron a Joseph Page, un biógrafo nada tierno con el líder justicialista, si Hugo Chávez era un nuevo Perón. La respuesta fue un rotundo no. «Perón era un profesor, un hombre erudito». 

Hay que decir que esta no lectura de Perón no afecta sólo a los no peronistas.Sucede incluso al interior del movimiento, en el que muchos hacen patente con frecuencia su desconocimiento de las tradiciones y categorías de pensamiento justicialistas.

Carlos Funes, autor de Perón y la guerra sucia, un libro ineludible sobre el breve tercer gobierno del general, del que fue testigo, sostiene que uno de los motivos del desencuentro de los cuadros juveniles con Perón fue su escasa formación «justicialista». 

Y agrega: «El prejuicio academicista y la censura antiperonista habían privado a toda una generación de estudiantes universitarios, políticos y militares, de un acceso sistemático a la doctrina justicialista (…) Los exponentes de una y otra corriente [liberales y marxistas] coincidían en descalificar al justicialismo ‘como materia no digna de estudio'».

La doctrina de la Tercera posición, por ejemplo, fue con frecuencia menospreciada como un invento reformista por los mismos que décadas más tarde se extasiaron con la Tercera Vía de Tony Blair…

Sin embargo, Perón facilitó la tarea para cualquiera que quiera detenerse a estudiar su pensamiento y acción. Durante todo su primer Gobierno, daba cursos de formación de cuadros. La compilación de esas clases se publicó con el título Conducción Política, un manual imperdible para cualquiera que desee dedicarse incursionar en esa actividad.

Del Congreso de Filosofía que convocó en Mendoza en 1949 surgió La Comunidad organizada, síntesis de un pensamiento filosófico equidistante tanto del marxismo como del liberalismo.

Apenas empezó su exilio, aprovechó el tiempo para escribir varios libros sobre su gobierno, el golpe del 55 y su deseo de evitar un derramamiento de sangre. Del poder al exilio, La fuerza es el derecho de las bestias, etcétera. Hasta escribió sobre su relación con Evita, tanto en lo personal como en el rol político que ella desempeñó. Es decir, hasta explicó la militancia y la participación política de las mujeres.

Su larga y profusa correspondencia con sus delegados, en especial con John William Cooke, son una fuente inagotable de definiciones políticas y enseñanzas sobre la naturaleza de los hombres, las relaciones y los vínculos de poder. 

Finalmente, y abreviando, a su regreso, su plan de gobierno resumido en un documento titulado Modelo Argentino para el Proyecto Nacional es de una actualidad sorprendente, a 45 años de su redacción.

La vocación por enseñar, por transmitir su conocimiento de la política -aunque hay que decir que también creía que la política era un arte y que al que no nacía con ese don le sería muy difícil el oficio- fue una constante en Perón.

En un tramo de Conducción Política, se diferencia en esto de los anteriores caudillos que dominaban la política argentina y que preferían mantener distancia, tener el menor contacto posible con la gente. «Porque el caudillo no era un adoctrinador, ni un maestro, ni un conductor. Prefirió, pues, sustraerse del contacto con la masa. Y decía:: ‘No hay que meterse mucho. Se gasta uno…'», escribe Perón.

No hay que avivar giles… dicho en buen criollo. Es el pensamiento de muchos políticos incluso en la actualidad.

«La diferencia que existe entre el caudillo y el conductor es natural -.explicaba en cambio Perón-. El primero hace cosas circunstanciales y el segundo realiza cosas permanentes. El caudillo explota la desorganización y el conductor aprovecha la organización. El caudillo no educa, más bien pervierte; el conductor educa, enseña y forma.»

Perón nunca se cansó de hacerlo. De formar y de dar participación. Hoy se usa el horrible verbo empoderar, pero a eso alude el famoso «bastón de mariscal en la mochila» de cada peronista.

Las explicaciones permanentes que daba sobre lo que había hecho apuntaban a la emulación: quien se lo proponga puede actuar en política. Por eso el movimiento que creó tiene la impronta de la iniciativa, de la acción, de la realización. Mejor que decir es hacer. El justicialista que llega a una posición de poder, de responsabilidad, difícilmente no actúe o pase sin dejar huella. Podrá equivocarse, pero no será por no hacer nada.

Hay que decir que, pese a la escasa formación «justicialista» que señala Funes, en los 70 hubo una «peronización» de las clases medias. En la actualidad, no puede decirse lo mismo. La transversalidad predicada hace unos años, se tradujo en un entrismo de esos sectores con agenda y todo. 

También cabe señalar que, en el último tiempo, está resurgiendo, tímidamente, un interés por el estudio del peronismo en las universidades. Y así lo demuestran algunos libros recientes como la compilación de trabajos sobre Dirigentes de la segunda línea peronista, dirigida por Raanan Rein y Claudio Panella, o los estudios sobre la correspondencia de Perón con otros políticos argentinos publicados con el título El exilio de Perón. Los papeles del archivo Hoover, con la coordinación de José Carlos Chiaramonte y Herbert Klein.

Justamente Klein, que es estadounidense, decía en una entrevista con Infobae: «Estoy bastante sorprendido de que no haya un instituto peronista que guarde el archivo de la historia de Perón y del peronismo; sería fundamental. Porque tenemos pedacitos, es decir, una pequeña parte de la enorme correspondencia y actividad de Perón». 

Esto es consecuencia de lo anterior: de la subestimación que lleva a no leer, se pasa a no preservar.

A 45 años de la desaparición física de Juan Domingo Perón, tres veces presidente constitucional de los argentinos, ya va siendo hora de que su trayectoria pueda ser estudiada sin ser objeto de disputas.

Esperemos que la tendencia incipiente que se dibuja en algunos ámbitos universitarios se sostenga y de los claustros se extienda al terreno de la acción política.

Parafraseando a Funes, podemos decir que la censura antiperonista ya no existe, falta vencer por completo el prejuicio academicista.

Fuente articulo INFOBAE